¡Paro al paro!

Lo vivido en estos días se asemejan mucho a un libro que un profesor al iniciar la clase nos leía en el colegio. Nos ofrecía reflexiones acerca del liderazgo. El título de este libro era ‘La culpa es de la vaca’, Si no encontramos un culpable de las cosas que nos pasan somos capaces de responsabilizar a un animal, con tal de no comprometernos y aceptar nuestros errores.

El poder político, cuando se lo confunde con privilegio, pierde su estirpe. El poder social se engaña con represión y violencia. Ambos poderes pierden su libertad, cómo decía Enrique Lacordaire “Libertad es hacer lo que no perjudique a los demás”.

Encontrar culpables, apuntar con el dedo, calentar el curul, huir del problema o lanzar piedras, insultar al prójimo, destruir el bien público o cerrar el cerebro, es la opción más primitiva para gobernar o reclamar derechos. Si exigimos sólo el bienestar, se salvarán pocos y quedarán muchos aún en huelga de vida. Si elegimos desarrollo, para los 17’338.381 millones de ecuatorianos habrá justicia y esperanza.

No es cuestión de indígenas, mestizos, blancos o afros, todos somos ecuatorianos. Tenemos una sola raza, una sola bandera, un solo terruño, un solo color, un solo apellido. No somos ideología, ni partidismo, ni escepticismo, somos la libertad de reclamar y la libertad de gobernar. Por eso exigimos un paro al analfabetismo, a la pobreza, al racismo, al desempleo, a la insalubridad, a la mediocridad y al absurdo.

Justo Sierra nos decía que quien otorga palizas es una persona llena de miedo, que tiene mucho pánico a la vida. Hoy luchamos contra gigantes: el miedo, la ignorancia y la injusticia. Lo único que hemos ganado con el paro es perderlo todo, hasta nuestra identidad.

[email protected]

Lo vivido en estos días se asemejan mucho a un libro que un profesor al iniciar la clase nos leía en el colegio. Nos ofrecía reflexiones acerca del liderazgo. El título de este libro era ‘La culpa es de la vaca’, Si no encontramos un culpable de las cosas que nos pasan somos capaces de responsabilizar a un animal, con tal de no comprometernos y aceptar nuestros errores.

El poder político, cuando se lo confunde con privilegio, pierde su estirpe. El poder social se engaña con represión y violencia. Ambos poderes pierden su libertad, cómo decía Enrique Lacordaire “Libertad es hacer lo que no perjudique a los demás”.

Encontrar culpables, apuntar con el dedo, calentar el curul, huir del problema o lanzar piedras, insultar al prójimo, destruir el bien público o cerrar el cerebro, es la opción más primitiva para gobernar o reclamar derechos. Si exigimos sólo el bienestar, se salvarán pocos y quedarán muchos aún en huelga de vida. Si elegimos desarrollo, para los 17’338.381 millones de ecuatorianos habrá justicia y esperanza.

No es cuestión de indígenas, mestizos, blancos o afros, todos somos ecuatorianos. Tenemos una sola raza, una sola bandera, un solo terruño, un solo color, un solo apellido. No somos ideología, ni partidismo, ni escepticismo, somos la libertad de reclamar y la libertad de gobernar. Por eso exigimos un paro al analfabetismo, a la pobreza, al racismo, al desempleo, a la insalubridad, a la mediocridad y al absurdo.

Justo Sierra nos decía que quien otorga palizas es una persona llena de miedo, que tiene mucho pánico a la vida. Hoy luchamos contra gigantes: el miedo, la ignorancia y la injusticia. Lo único que hemos ganado con el paro es perderlo todo, hasta nuestra identidad.

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Lo vivido en estos días se asemejan mucho a un libro que un profesor al iniciar la clase nos leía en el colegio. Nos ofrecía reflexiones acerca del liderazgo. El título de este libro era ‘La culpa es de la vaca’, Si no encontramos un culpable de las cosas que nos pasan somos capaces de responsabilizar a un animal, con tal de no comprometernos y aceptar nuestros errores.

El poder político, cuando se lo confunde con privilegio, pierde su estirpe. El poder social se engaña con represión y violencia. Ambos poderes pierden su libertad, cómo decía Enrique Lacordaire “Libertad es hacer lo que no perjudique a los demás”.

Encontrar culpables, apuntar con el dedo, calentar el curul, huir del problema o lanzar piedras, insultar al prójimo, destruir el bien público o cerrar el cerebro, es la opción más primitiva para gobernar o reclamar derechos. Si exigimos sólo el bienestar, se salvarán pocos y quedarán muchos aún en huelga de vida. Si elegimos desarrollo, para los 17’338.381 millones de ecuatorianos habrá justicia y esperanza.

No es cuestión de indígenas, mestizos, blancos o afros, todos somos ecuatorianos. Tenemos una sola raza, una sola bandera, un solo terruño, un solo color, un solo apellido. No somos ideología, ni partidismo, ni escepticismo, somos la libertad de reclamar y la libertad de gobernar. Por eso exigimos un paro al analfabetismo, a la pobreza, al racismo, al desempleo, a la insalubridad, a la mediocridad y al absurdo.

Justo Sierra nos decía que quien otorga palizas es una persona llena de miedo, que tiene mucho pánico a la vida. Hoy luchamos contra gigantes: el miedo, la ignorancia y la injusticia. Lo único que hemos ganado con el paro es perderlo todo, hasta nuestra identidad.

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Lo vivido en estos días se asemejan mucho a un libro que un profesor al iniciar la clase nos leía en el colegio. Nos ofrecía reflexiones acerca del liderazgo. El título de este libro era ‘La culpa es de la vaca’, Si no encontramos un culpable de las cosas que nos pasan somos capaces de responsabilizar a un animal, con tal de no comprometernos y aceptar nuestros errores.

El poder político, cuando se lo confunde con privilegio, pierde su estirpe. El poder social se engaña con represión y violencia. Ambos poderes pierden su libertad, cómo decía Enrique Lacordaire “Libertad es hacer lo que no perjudique a los demás”.

Encontrar culpables, apuntar con el dedo, calentar el curul, huir del problema o lanzar piedras, insultar al prójimo, destruir el bien público o cerrar el cerebro, es la opción más primitiva para gobernar o reclamar derechos. Si exigimos sólo el bienestar, se salvarán pocos y quedarán muchos aún en huelga de vida. Si elegimos desarrollo, para los 17’338.381 millones de ecuatorianos habrá justicia y esperanza.

No es cuestión de indígenas, mestizos, blancos o afros, todos somos ecuatorianos. Tenemos una sola raza, una sola bandera, un solo terruño, un solo color, un solo apellido. No somos ideología, ni partidismo, ni escepticismo, somos la libertad de reclamar y la libertad de gobernar. Por eso exigimos un paro al analfabetismo, a la pobreza, al racismo, al desempleo, a la insalubridad, a la mediocridad y al absurdo.

Justo Sierra nos decía que quien otorga palizas es una persona llena de miedo, que tiene mucho pánico a la vida. Hoy luchamos contra gigantes: el miedo, la ignorancia y la injusticia. Lo único que hemos ganado con el paro es perderlo todo, hasta nuestra identidad.

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