Levanto la voz

Al ver obstaculizada nuestra intención de acceder a la educación pública, nos vimos en la necesidad de engordar a las instituciones privadas para que nos dejen gastar una fortuna en su marca.

La educación privada es una realidad a nivel mundial, y es aceptable, porque invertir en educación siempre ha de ser la mejor inversión. Pero decepciona que sus administradores no demuestren humanidad para con su comunidad estudiantil, que reducimos los gastos de la canasta mensual para poder cubrir las ridículas cuotas de colegiatura. Levanto la voz, además, por los trabajadores que perdieron su empleo porque no hay la necesidad de limpiar pisos por ahora, o porque las cafeterías ya no tienen a quién recibir; mientras los accionistas siguen acumulando sus gavillas de billetes a costa de la necesidad de los más soñadores.

Álvaro Ortí Maldonado