La crisis del IESS

Hever Sánchez M.

Una de las más grandes entidades a nivel nacional es el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Allá van a parar los fondos de todos los ecuatorianos económicamente activos. En su página web, entre otros preceptos reza el siguiente: “La seguridad social es por lo tanto, un derecho irrenunciable de todas las personas y establece sus bases sobre los siguientes principios: participación, transparencia, eficiencia, obligatoriedad, solidaridad, entre otros”.

Por desgracia ninguno de esos principios se cumple: si hablamos de “participación” es lo que menos hay en la institución. Quienes hacen sus aportaciones a la entidad jamás han tomado decisiones como a qué edad jubilarse o sobre los beneficios que deberán recibir por sus aportaciones.

Cuando hablamos de “transparencia” ponemos el dedo sobre la llaga. Se ha manejado los fondos de la entidad a conveniencia de los gobiernos de turno. En la actualidad se estima que la deuda del Estado con el IESS alcanzaría los 17 mil millones de dólares. Es decir, que el Estado sistemáticamente ha venido desfalcando los ahorros de los contribuyentes a su antojo y ningún derecho tienen los aportantes a pedir cuentas sobre el dinero que les pertenece. Nos recuerda al banco del Vaticano, al que todos aportan pero que disfrutan solo unos cuantos de tan sólida fortuna. El Seguro Social siempre ha sido la caja chica para los gobiernos irresponsables en donde jamás dan cuenta a nadie de sus chanchullos.

La atención médica deja mucho que desear, según los aportes de los afiliados se debería recibir una atención de primera, rápida y de alto nivel pero la realidad por desgracia es muy diferente: citas a dos o tres meses, muchas veces en otras ciudades; medicinas que no poseen sus farmacias y que hay que obligadamente comprarlas afuera; en fin un trato que no compensa el monto de las atribuciones.

Ahora nos salen que se está estudiando la posibilidad de alzar el monto de las aportaciones, es decir aplicando las políticas neoliberales en su máxima expresión. Más dinero a cambio de menos servicios.

Tal parece que esta situación no cambiará hasta el momento en que sean los aportantes quienes llevan las riendas de la entidad a la que alimentan. (O)

Hever Sánchez M.