Hipocresía superlativa

Giovanni Carrión Cevallos

Todo el alboroto creado en torno al control de los canes en la ciudad de Loja devela la existencia de una hipocresía en grado superlativo de ciertos actores y, sobre todo, deja en claro que la escala de valores y prioridades en la sociedad del Siglo XXI se halla trastocada.

El Alcalde de Loja, ‘Chato’ Castillo, ha decidido abordar un tema complejo, que no necesariamente arranca aplausos, pero que no por ello puede ser soslayado. La actitud correcta de un administrador de la cosa pública, es enfrentar con decisión los problemas, en donde no caben los cálculos políticos sino únicamente el bienestar de la población.

De ahí que de no regularse adecuadamente el crecimiento exponencial de animales vagabundos en la urbe como perros y gatos, así como la multiplicación de palomas en los parques, puede derivar en una dificultad mayor de salud púbica.

En estos días hemos visto como la hipocresía pretende imponerse ante la racionalidad. Hay personas que se conmueven y movilizan en defensa de las mascotas, pero que son incapaces de sentir empatía y condolerse del dolor humano. ¿Cuántas personas se activan y prestan efectiva ayuda, por ejemplo, frente al abandono de adultos mayores en sus hogares o cuando éstos son olvidados por sus familiares en los ancianatos? ¿Cuántas de estas personas se solidarizan con quienes por su condición de indigentes viven en la calle? ¿Cuántas de estas personas protestan contra la barbarie que ocurre a diario en el mundo, verbigracia, en Medio Oriente y hasta en países civilizados como EE.UU., a propósito de la última masacre en Orlando?

Asimismo, la hipocresía está en aquellos politiqueros que se aprovechan de tensiones sociales para ser visibilizados. Felizmente, en esta ocasión, estos ‘personajes’ fueron rechazados.

Es necesario actuar con responsabilidad. (O)

@giovannicarrion