El poder

Rodrigo Contero

Se entiende como poder la capacidad de dirigir o impedir las acciones actuales o futuras de otras personas o grupos. Es la manera de lograr que la gente adquiera conductas, que de otro modo no sería posible. No hay duda de que el poder tiene un componente material y otro psicológico; una parte perceptible y otra que existe en nuestra mente, por tanto, podemos evaluar sus límites, alcances y consecuencias.

Para ejercer el poder se necesita de un equipo de personas que se relacionen entre sí y con un líder; y, para que esto funcione se requiere de: mensajes para lograr que la gente se comporte de cierto modo y vean de manera distinta lo que en la práctica no cambia; recompensas o incentivos para que la gente haga lo que en otros casos no harían, a cambio de oportunidades y trabajo; estímulos sobre el uso correcto de los bienes materiales; el reconocimiento de la fuerza o coacción como una potestad exclusiva del Estado, para la protección de los ciudadanos, el orden público y la estabilidad. Así, las personas adquieren el compromiso de comportarse adecuadamente y evitar problemas. Estos cuatro componentes pueden ser ideales para reforzar la capacidad de un gobernante.

El poder nunca se ejercerse de manera aislada, involucra siempre otros actores que hacen posible adquirirlo, difícil utilizarlo y fácil perderlo. A los errores que se van cometiendo, por los difíciles retos que supone tenerlo, se suma el comportamiento inadecuado de personas que ansían tenerlo; nacen así los gobiernos autoritarios o dictaduras dirigidas por caudillos que degradan el poder destruyendo sus países o quedándose en la pobreza.

Está demostrado que el socialismo conduce a los pueblos a la miseria, el abandono, el hambre y la destrucción; todo sedicioso gobierna con imposiciones y decretos, atrapa el poder y la justicia, destruye la economía y las libertades, crea conflictos, negocia con el narcotráfico y el terrorismo, practica el espionaje, controla a coidearios, opositores y contradictores; su modo de pensar es paranoide.

Dr. Rodrigo Contero Peñafiel
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