Democracia participativa

Se repite hasta el cansancio que la esencia democrática del sistema presidencialista reside en la integridad de los mandatarios y el control de los ciudadanos. El discurso presidencial en la Asamblea Nacional, por su tono y su estilo reflejó integridad, pero no precisó caminos desprejuiciados para sostener en el tiempo el control ciudadano sobre la cosa pública.

La complejidad de las tareas que pesan sobre el Ejecutivo no deben ser ajenas o ‘blindarse’ al escrutinio permanente de la sociedad, bien sea a través de las instituciones propias como la Asamblea Nacional, la sociedad civil, los medios de comunicación, la Defensoría del Pueblo y el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.

Por primera vez un presidente abre una senda para lograrlo permanentemente. Lenín Moreno en su discurso apuntaló esta tendencia dentro de su primer año de gobierno. Se trata de un vínculo virtuoso afirmado en el ejercicio de un gobierno tolerante, pero al mismo tiempo en cruzada contra las rémoras corruptas del pasado.

Indignación y rechazo de la política fue lo que se sembró durante una década en la mayoría de los ciudadanos. La exigencia de fiscalización a quien estatalmente le corresponda ejercerla, el diálogo social y la concreción de sus resultados marcan una nueva, sana e histórica época. Este tiempo es el de combatir la opacidad en la acción gubernamental. Nosotros, los gobernados a quienes algunos llaman ‘mandantes’, debemos conducirla a buen puerto, si es que queremos enterrar el totalitarismo populista y tener real democracia participativa.


Los cielos nunca ayudan al hombre que no quiere actuar”. Sófocles Poeta trágico griego (495-406AC)

Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad”. José Martí Político y escritor cubano (1853-1895)