Carta a Yaku Pérez

Alli punlla, Alli chishi, Alli tuta.

Son los saludos básicos en kichwa que casi todo mestizo en Ecuador conoce. Seguramente usted también se esforzó por aprenderlos para encajar mejor en los pueblos originarios a los que dice representar.

No pretendo cuestionar su identidad cultural ni sus crisis existenciales que le llevaron a reemplazar medias, zapatos y camisas, por sandalias que no son alpargatas, una chompa que no es un poncho, y un pañuelo de colores con una achacana para darnos la idea de su «espiritualidad pachamamística». Poco me importa sus cuestionamientos a los nombres de su ciudad natal y el de Ecuador que como según dice, no tienen significado alguno, quizá sintió lo mismo con su nombre por ello decidió reemplazarlo por Yaku.

Tampoco me interesan las torpezas de su campaña, como la renuncia de Larissa Marangoni, opositora de octubre y representante de la oligarquía guayaquileña que parecía un camarón, en la paila de fritada denominada Pachakutik, la vergüenza ajena que hemos sentido al verlo accidentándose sin casco en una moto o las fotos semidesnudo abrazado un peluche dando la imagen de pseudo humildad.

Y hablando de pseudo, usted en 2019 alentaba la minería inversa y hoy se burla del tema tal cual los medios de comunicación. Ya no es un secreto que fue abogado patrocinador de concesiones mineras, y que el cuidado del agua no pasa de ser un discurso vacío y demagógico. Intenta vender una candidatura de izquierda, pero lo cierto es que tiene más coincidencias con la derecha, proponiendo quitar el impuesto a la salida de divisas y el examen «mata sueños» como lo denominan usted y Lasso.

Sea como sea: Carlos, Agua, Yaku, o H2O lo que realmente quiero preguntarle es, ¿Cómo pretender reconciliar a los ecuatorianos si ha fracasado incluso en el intento de unir a los pueblos indígenas que muchos parecen alinearse al otro lado del progresismo? ¿Cómo generar la “gran minga nacional” si ni su exviceprefecta está dispuesta a levantar una escoba por usted?

Rogelio Durán

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