Rodrigo Santillán Peralbo
El presidente Trump, con su compleja personalidad xenofóbica, e inescrupulosa prepotencia, manipula el poder nuclear con el que quiere dominar al mundo, sin que le importe ponerlo al borde del abismo, en el que podría desaparecer envuelto en hongos nucleares con el desate de una serie de provocaciones al bombardear Siria, declarar a Jerusalén como capital del Estado judío al que apoya impúdicamente en la matanza y represión al pueblo palestino, ayudar a Arabia Saudí en sus agresiones a Yemen y al romper el pacto nuclear con Irán.
Romper el pacto nuclear con Irán tendrá consecuencias globales que afectarán a Medio Oriente, Asia, Europa y América. La política exterior de Trump es grosera frente a sus aliados de la UE porque Francia, Reino Unido y Alemania no solo lamentan la inapropiada decisión del gobernante, sino que aseguran que no abandonarán el pacto al tiempo que pidieron a Teherán que siga “cumpliendo con sus propias obligaciones” emanadas del acuerdo y muestre moderación en su respuesta a la decisión de Trump.
El presidente de Irán, Hasan Rohani, aseguró que su país seguirá “comprometido” con el acuerdo nuclear si se mantienen los convenios de cooperación con los demás miembros del tratado tras la salida de Estados Unidos, pero ordenó a los órganos pertinentes relacionados con la energía atómica que se mantengan en alerta y se “preparen para comenzar el enriquecimiento de uranio a niveles industriales, aparentemente, por si fracasan las negociaciones”.
Trump avala el belicismo de Netanyahu en el asesinato de palestinos, en los bombardeos contra Siria y en su decisión de declarar la guerra a Irán. Con esos gobernantes, la humanidad está en peligro.