Un año de película

Un año de película

Un año de película el que vamos a cerrar esta noche. Algunos dirán entre sí que por fin se acaba, otros mirarán alrededor y verán muchas cosas cambiadas para bien o para mal, y no pocos respirarán con alivio, con la esperanza de que el próximo sea mejor. Quizás todos tengan razón en más de un sentido. Han abundado más los momentos álgidos en este año que los agradables.

Concluye, en verdad, un período muy accidentado de nuestra historia reciente.
Durante los ocho años de correísmo no se vieron tantas marchas y protestas callejeras. También, como no se había visto antes, fueron reprimidas con todo el poder, tanto represivo como legal, que el Gobierno tiene a su disposición. Tal vez esta sea la razón para que el presidente Rafael Correa termine el 2015 con una probación del 41%, lo que representa una baja de 19 puntos, según la encuestadora Cedatos.


Una bajada de la que debería culpar, desde luego, si de su parte hubiera un adecuado sentido autocrítico, no a la oposición ni a la restauración conservadora o a los medios de comunicación mercantilistas, sino a una errada política. Cierra el año con un agotamiento de las fórmulas otrora exitosas basadas en la descalificación y el insulto del adversario.


Fue de película la bajada, pues en enero Correa contaba con el 60% de respaldo. Hoy se afirma que Correa y la Presidenta de la Asamblea Nacional son los personajes que la mayoría de ecuatorianos quemaría hoy. Ni siquiera la visita del papa Francisco, con el acarreo su desbordamiento popular, pudo paliar el descontento que políticas tan nefastas les dejaron como renta.