Culpar de la violencia doméstica al consumo irresponsable de alcohol es «preocupante», porque «invisibiliza» las «verdaderas causas» del problema y deja de lado la responsabilidad de enfrentarlas, afirma Sandra Elizabeth Luna, presidenta saliente de la Sociedad Interamericana de Psicología.
«No se puede responsabilizar a una botella de alcohol, un único factor, cuando es una violencia estructural arraigada en el tiempo y la cultura», subraya la psicóloga guatemalteca sobre los Gobiernos en América Latina que han adoptado la postura de «echarle la culpa a otro», e impuesto leyes de prohibición de venta de alcohol como «solución» al problema.
60% AUMENTÓ la violencia contra la mujer durante la cuarentena, según la OMS.Miembro del grupo de violencia, prevención y resiliencia de la asociación y especialista en violencia intrafamiliar, Luna indica que algunos países ratifican tratados o promulgan leyes contra la violencia de género e intrafamiliar y luego no los hacen cumplir, otros carecen de políticas públicas para enfrentar el problema.
24/7 con el agresor
La especialista guatemalteca explicó por qué al principio de la pandemia hubo menos denuncias: los maltratadores y sus víctimas estaban «24 sobre 24 horas» juntos en sus casas y no había posibilidad de denunciar.
Luna dice que es difícil determinar el aumento de la violencia doméstica en América Latina por el confinamiento, pero hay datos. En México, las alertas aumentaron un 80%. En Brasil, distintas fuentes cifraron el aumento entre 30 y 44,9%, y en Argentina solo en los primeros 23 días de confinamiento hubo 18 femicidios.
La incertidumbre y encierro generan “emociones negativas: enojo, irritabilidad, ira, frustración, desesperación” que pueden estallar en violencia.Por sí sola la pandemia, como ocurre con el alcohol o a las enfermedades mentales, no sirve para explicar la violencia intrafamiliar o contra las mujeres, dice Luna.
En algunos países latinoamericanos se aplicó la ley seca y aún así aumentó la violencia doméstica. EFE