Este es un llamado para que reconsideres tu relación con el alcohol

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren al menos tres millones de personas a causa del consumo nocivo de alcohol

En inglés se usa el término “Dry January”, que sé traduce como “enero seco” para describir la tendencia de no consumir alcohol durante el primer mes del año, o quizá más allá. ¿Por qué? Te contamos.

El Dry January es un concepto iniciado por una asociación de lucha contra el alcoholismo, Alcohol concern  y apoyado por los servicios de salud pública de Inglaterra, lugar donde es bastante común que los jóvenes beban ‘shot’ tras otro en las barras tanto de los bares como de las discotecas, sobre todo en las ciudades con un gran número de estudiantes.

La primera campaña se organizó en 2013 e inició el debate sobre la utilidad de dejar el alcohol durante un mes: ¿Puede un mes sin alcohol significar una diferencia en tu salud a largo plazo?

Alcohol Change UK decidió encargar al Dr. Richard de Visser, experto en cambio de comportamiento relacionado con el alcohol de la Universidad de Sussex un estudio sobre los efectos de ese mes de abstinencia en las personas que participaban en la campaña.

De Visser descubrió que seis meses después de finalizada la campaña, siete de cada diez personas habían seguido bebiendo menos que antes y que casi una cuarta parte de las personas que bebían a niveles “nocivos” antes de la campaña se encontraban en la categoría de bajo riesgo.

Según Alcohol Change UK, la iniciativa consiste en no consumir alcohol durante los 31 días del mes de enero y conseguirlo supone un “reseteo” total desde el punto de vista mental y físico lo que tiene inmediatos beneficios para la salud como dormir mejor y tener más energía, mejor concentración mental, una piel más brillante y mejor aspecto físico. Conseguir el objetivo proporciona además, un sentimiento de logro que resulta muy satisfactorio.

Algunos datos:

1. El alcohol reduce el volumen cerebral: las personas que consumen apenas de 1 a 7 bebidas alcohólicas por semana, por ejemplo apenas una copa de vino o cerveza diaria, tienen un cerebro más pequeño que aquellos que no lo hacen, según un estudio de la U Johns Hopkins de 2008, publicado en la revista Archivos de Neurobiologia.

2. Consumir alcohol reduce el flujo sanguíneo al cerebro: los escaneos cerebrales realizados por el reconocido Neurologo y fundador de WedMD, Daniel G. Amen, demuestran que el cerebro de los bebedores habituales recibe menos sangre (y, por tanto, nutrientes y oxígeno), que aquellas personas que beben menos de 2 bebidas alcohólicas por semana.

3. Ingerir alcohol de manera habitual aumenta el riesgo de demencia: quienes no beben o lo hacen solo de manera eventual, tienen 57% menos riesgo de padecer demencia que aquellos que lo hacen de manera periódica y constante, según investigaciones publicadas en la revista científica gerontológica, “Journals of Gerontology, Series A”.