Marjorie Sánchez tiene 29 años y es estilista de profesión. Ella a inicios de 2019 se endeudó para adecuar su centro estético de belleza en la ciudadela Las Catilinarias al sur de la ciudad.
Cuenta que tiene que pagar cuotas de 283 dólares mensuales por todo lo que compró para su gabinete y que estos dos meses de para ahora inclusive está padeciendo para poder tener dinero para pagar la alimentación y la pensión de su hijo.
Ahora para poder hacer algo de ventas, entre sus amigas y clientes habituales está haciendo trabajos a domicilios.
«La situación está complicada, tenemos que empezar a buscar formas para tan siquiera sobrevivir y voy con gente que conozco porque es una manera de protegernos», dijo la joven estilista.
Algo similar está haciendo Kerly Alomalisa, quien está haciendo manicura y pedicura a domicilio en Santa Rosa.
«Hay que conseguir recursos de alguna forma y si podemos hacerlo de manera honrada no tenemos que tener miedo»,dijo la joven de 25 años.
Con los ingresos que obtiene ayuda para la comida en su casa. Ella cuenta que hizo tres cursos para cuidado de uñas solamente como un pasatiempo y ahora le están ayudando a conseguir para su comida.
Tanto Sánchez como Alomalisa, cuentan que el precio varía dependiendo de lo que sus clientes necesitan y de los tratamientos que requieran.
Ambas aseguraron que no son las únicas que están brindando este servicio, por lo que no sería difícil conseguir este tipo de servicios a domicilio. Añadieron que el trabajo se hace bajo todas las medidas de bioseguridad necesarios.
«No solamente uso guantes, mascarilla y un traje de bioseguridad, mis clientas también ponen en espacios adecuados para que pueda hacer el trabajo», finalizó Sánchez. (NVP)