Ser candidato es cosa seria

Igual que el humor que es cosa seria. Los candidatos ríen para las fotos, para las concentraciones. Abrazan niños entre sonrisas y baboseos. Se consideran únicos, lo cual es cierto, pues todos somos vanidosos en mayor o menor medida, aunque a veces resultamos rematadamente bobos, cuando alcanzamos el 1% de los votantes. O peor: resultamos segundos, repitiendo lo del psicólogo Carl Jung: “El que soy saluda con tristeza al que pudo haber sido.” Cuando se conocen los resultados electorales “su” público podría morirse de risa o abuchearle por la mala función. El triunfador ya no se ríe ni para sus adentros porque ha perdido la humildad y se cree el rey del mundo…por unos días, porque gobernar bien generalmente no es propio de los políticos, o la guerra para los militares. Es como ciertos basquetbolistas que no dan pie con bola en el fútbol.

A la fecha hay 18 precandidatos presidenciales, lo cual no sorprende pues en el país todos hemos nacido para presidentes o directores técnicos de la selección de fútbol, pues fácilmente opinamos como superar la crisis política, económica sanitaria del país y cómo llegar al Mundial de Fútbol en Catar. Sobre la ética poco opinamos pues es la suplente de la necesidad y de la viveza.

Claro que los intelectuales reclaman ética. Pero cuando son llevados al poder se sienten de pronto leales al jefe de turno. Es la condición humana, cierto. Pero hay recordar que tal entrega suele producir solo satisfacciones materiales. Raúl Larra anota que cuando un grupo de oficiales manifestó su desagrado al dictador argentino Gral. Uriburu (1930) por la presencia del poeta socialista-fascista Lepoldo Lugones entre sus colaboradores los tranquilizó: “No se preocupen lo tengo solo para que me escriba”. Alguien dijo: “Lugones (figura del Modernismo) elogió la espada sin sospechar que sería herido por ella”. Finalmente se suicidó. En su testamento dispuso: “Pido que me sepulten en la tierra, sin cajón, sin ningún nombre que me recuerde”. Comprendió que fue un “tonto útil” como dice Teiltelboim. Colaborar en causas antidemocráticas o populistas es cosa seria.