Un modelo pedagógico ausente

Rocío Silva

¿La persona puede ser educada y formada bajo gritos y estridencias? Posiblemente, muchos de los amables lectores contestarán con una negativa rotunda. Sin embargo, todos quienes viven cerca de instituciones educativas públicas y no tan cerca (como en el caso de quienes viven separados y a la vez unidos por la quebrada del río Ambato de las instituciones educativas ubicadas en el centro urbano), pueden dar fe y testimonio del abuso de los equipos de amplificación.

No es el caso aislado de una institución educativa, la emanación de órdenes y disposiciones a través del uso del altoparlante, es algo muy común y normalizado en las instituciones educativas públicas. Nada tiene que ver el tamaño de la planta física, ni la cantidad de personal docente y alumnado; pues en grandes instituciones educativas privadas esa práctica es totalmente inexistente.

En la instituciones educativas públicas el sonido amplificado es usado sin discreción alguna a través de dispositivos parlantes; el martirio a los vecinos empieza cada semana con el ‘Minuto Cívico’ que suele extenderse a casi una hora, con chillidos y disonancias se llama a la formación, se dan disposiciones sobre silencio y orden, reclamos por el uniforme, presentación, agradecimientos, reagradecimientos, búsqueda de llaves, peticiones al conserje que abra tal o cual dependencia. No pasa ni media hora, y otra vez se dan reiterativas llamadas a los profesores a reunión de área, y a seguir buscando a la persona que se llevó las llaves, a que se recoja la basura, a los integrantes de la banda rítmica, etc., etc.

Alguien podría decir que siempre ha sido así, pero no debería por que el Reglamento General de la Ley de Educación en el Art. 15. Dice “Establecer canales de comunicación entre los miembros de la comunidad educativa para crear y mantener tanto las buenas relaciones entre ellos como un ambiente de comprensión y armonía, que garantice el normal desenvolvimiento de los procesos educativos”; y, los vecinos son parte de la comunidad educativa. En fin, esto se debe a un modelo pedagógico ausente en el proceso educativo, del cual se opinará en la próxima columna.