Qué chuchaqui

José Naranjo

Luego de 45 días pesados, alienantes y repletos de una contaminación auditiva, visual y de irrespeto a la propiedad pública y privada, anhelamos el retorno a nuestras habituales actividades, que si bien pueden contener agitación para unos más o para otros menos, no pueden ni de lejos parecerse al revoltijo que rodea a una temporada de campaña política como la que hemos atravesado; muchos negocios y empresarios que ofrecen servicios para estos menesteres extrañarán sin duda esta temporada envidiable en sus ingresos, bien por ellos porque serán de los pocos beneficiados de lo acontecido. A partir del día lunes 25 de marzo el chuchaqui post elección será amargo para muchos que no obtuvieron el favor de la ciudadanía y que en muchos casos lo único que les queda es la chequera vacía, cuentas por pagar bien gordas, algunos amigos menos y algunos lambones más para los que ganaron; para las autoridades que deben conminar a los partidos a retirar tanta basura electoral supongo que también el malestar y dolor de cabeza para hacer cumplir esta disposición por parte de los causantes, ojalá sean estrictos en esta limpieza porque no es dable que con una simple multa se soslaye esta responsabilidad para con las ciudades.

Pero el chuchaqui seco nos llevamos en mayor grado los ciudadanos que estupefactos no entendemos cómo se pueden elegir nuevamente a personas que fueron integrantes de aquella desvergonzada aventura llena de corrupción que nos gobernara en la década perdida, ¿es que realmente no tenemos memoria de lo acontecido? porque aún no deja de flotar en el ambiente el hedor de la administración más putrefacta de nuestra historia; a pesar de estos hechos que nos desencantan de la política deseamos que las nuevas autoridades que en buena lid han alcanzado el favor ciudadano nos devuelvan la esperanza augurándoles éxito en las funciones y responsabilidades que adquieren por sus propias decisiones.