El texto de ‘extrema rareza’ fue descubierto en la Universidad de Mannheim por el latinista de la Universidad de Jaén Raúl Manchón Gómez.
SEVILLA (ESPAÑA). Embarcó para América en 1593 cuando tenía 13 años, naufragó en la temida Costa de las Esmeraldas (Colombia, Ecuador), recorrió 840 kilómetros, vadeó ríos, comió culebras crudas y llegó a cavar su propia tumba, pero sobrevivió y lo contó en una obra ahora hallada en una universidad alemana, que llegará esta semana a las librerías españolas.
‘Naufragio y peregrinación’ es el título que el sevillano Pedro Gobeo de Vitoria puso al testimonio que dejó escrito en primera persona de aquella expedición, en la que murieron el 60 por ciento de sus integrantes y que publicó en Sevilla la ciudad española de Sevilla (sur) en 1610.
Pese a haber contado con una traducción de su época en alemán y haber conocido una edición que se distribuyó por América hasta llegar a Chile, «Naufragio y peregrinación» se perdió casi por completo, hasta que el único ejemplar conocido fue descubierto en la Universidad de Mannheim por el latinista de la Universidad de Jaén Raúl Manchón Gómez.
Fue el catedrático de literatura de la española Universidad de Navarra Miguel Zugasti el encargado de la edición de este libro, considerado un texto de «rareza extrema», un ‘unicum’ -un único ejemplar de su primera edición de 1610- que escrito hace más de 400 años, narra en primera persona una expedición que durante dos años puso a prueba la resistencia humana.
Con idea de hacerlo llegar al público en general, Zugasti actualizó el texto para esta edición divulgativa, que no académica, en una narración que, según afirma en el prólogo el historiador Luis Gorrochategui, se equipara a los clásicos de la literatura de aventuras y merece «un lugar propio en la historia de la literatura», por «su belleza y por lo extraordinario de los hechos narrados».
Para los editores, se trata de «un rescate de primer orden para el mundo de las letras españolas» que narra la aventura de un grupo de 41 españoles que cruzan Panamá y, en un humilde «navichuelo», naufragarán en la costa del Pacífico y emprenderán una caminata de 840 kilómetros para llegar a Lima, casi dos años después de haber emprendido el viaje.
El relato de Pedro Gobeo de Vitoria, según Gorrochategui, se extiende entre 1493 y 1494, describe con detalle «los entresijos de las condiciones materiales y el alma de aquella época que forjó un imperio», sirve de «diario de una increíble expedición» y revela que la capacidad de resistencia y sufrimiento del ser humano puede llegar «a límites insospechados».
Tras describir las mayores penalidades, como comer culebras y disputarse sus despojos con un par de compañeros, o sobrevivir gracias a los cangrejos que encontraba en las playas y que comía crudos mientras estos se defendían clavándoles sus pinzas en los labios, Pedro Gobeo de Vitoria cambió sus ansias de llegar al Perú para enriquecerse con oro por el ingreso en los jesuitas, cuyo hábito vestía cuando escribió este relato en el convento de Lima en 1597.
Para los editores sorprende la ausencia prácticamente total de noticias o referencias de Pedro Gobeo de Vitoria en los siglos posteriores a su aventura, ya que no figura en los repertorios de libros de viajes ni ningún investigador ha prestado atención a este sevillano, lo que han explicado en el hecho de que los ejemplares de su obra se perdieran.
«Naufragio y peregrinación» es el único libro conocido de Pedro Gobeo de Vitoria, quien por motivos que se desconocen, abandonó la orden jesuita, aunque mantuvo la condición de clérigo presbítero y se reclamaba licenciado cuando en 1631 accedió a un puesto oficial de la Inquisición en Sevilla, hasta morir hacia 1650. EFE