Indígenas nómadas se ganan la vida entre basura

Amoruas y jivis son de los pocos pueblos nómadas que quedan en Colombia. La modernidad afecta su forma tradicional de vida.
Amoruas y jivis son de los pocos pueblos nómadas que quedan en Colombia. La modernidad afecta su forma tradicional de vida.

Cientos de indígenas colombianos obtienen ingresos reciclando desechos de manera informal. Exigen dignidad.

Redacción BOGOTÁ

En el basurero de Puerto Carreño, una pequeña ciudad colombiana fronteriza con Venezuela, casi un centenar de personas, indígenas en su mayoría, se agolpan alrededor del camión de la basura que llega para buscar entre lo que descarga algo para comer o vender.

Buscan ropa usada y botada y las pocas cosas de valor que luego meten en enormes sacos para cargarlos hasta el centro y venderlos por unos 2,5 dólares.

La mayoría de estos recicladores informales, que ejercen bajo el sofocante sol de los llanos colombianos y los insectos propios de la descomposición, pertenecen a comunidades indígenas nómadas, sobre todo amoruas, que viven entre la frontera de Colombia y Venezuela y que desde hace unos años están asentados en esta ciudad, capital departamental de Vichada, donde se dedican a este oficio.

Enrique Echandía lleva cuatro años en esta actividad, tratando de sustentar de esta manera a sus seis hijos: «No es porque queremos estar aquí sino porque no tenemos la situación, no tenemos recursos, no tenemos cómo», asegura, al tiempo de decir que esperan la ayuda del Gobierno para normalizar su situación. (EFE).