La ayuda de los padres permite un aprendizaje real. Ellos los orientan de mejor manera.
BABAHOYO • La educación en línea ya se convirtió en algo normal dentro del sistema educativo. Sin embargo, no todos cuentan con los equipos para estar a la vanguardia que exige el nuevo modelo, impuesto por el coronavirus.
En la zona rural, la falta de Internet, escasa señal y la falta de recursos económicos se confabulan para dificultar la nueva modalidad virtual.
El aprendizaje en la zona rural toma un segundo plano. Lo que importa es conectarse a las clases y cumplir con tareas. Es difícil guiarse con otras plataformas por la falta de datos
para navegación.
En el recinto El Guayabo, de Babahoyo, estudia Daniel, quien depende del celular de su mamá para conectarse a sus clases.
Situación
La gente del campo que vive su día a día del jornal, ganan 10 dólares el medio tiempo.
En dichas familias donde existe un solo celular, recargar saldo todos los días es difícil. Rosario Cox, cuenta que los días que no hay dinero, su hijo falta a las clases.
“Sería bueno que nos ayuden con un punto fijo de Internet, para poder conectarnos, para que los niños logren educarse”, sostuvo la madre de familia.
Sin embargo, en la zona urbana, donde la conexión es óptima y las familias tienen equipos, existe una falencia. El aprendizaje.
Mirian M.L. es madre de dos pequeños. Nos cuenta como fue la transición del cambio de modalidad, en cuanto al aprendizaje. Su hija mayor de 7 años, aprendió a leer de forma fácil, pero ella lo adjudica al refuerzo que tuvo en inicial 2. Mientras que su hijo no estuvo en inicial 2, y aprender a leer le es una tarea complicada.
“El tiempo que le dedicaba a mis hijos cuando todo era presencial, era mínimo. Ahora yo me quedo hasta altas horas de la noche haciendo las tareas con ellos. Incluso tengo que escuchar las clases grabadas”, refirió la madre de familia.
Trabajo docente
Actualmente los docentes usan las plataformas de zoom y teams, pero las tareas las envían por la aplicación de WhatsApp. Allí los alumnos y docentes forman grupos para comunicar sobre los horarios y trabajos que deben de realizar.
En la zona rural, donde los alumnos no disponen de Internet ni equipos, los docentes deben llevar las actividades de las asignaturas en físico. Los representantes acuden al colegio para que retiren y los hijos trabajen en sus hogares.
“Del mismo modo se indica a los padres de familia, el día para que lleven las actividades realizadas y se entregue a cada docente, para su debida calificación”, sostuvo la maestra Blanca Meléndrez, de la distrito 12d01.
Opinión ciudadana
Guido Huilcapi Villegas , profesor jubilado, sostiene que las clase virtuales dificultan el aprendizaje de la mayoría de alumnos.
“Existe un déficit total en la enseñanza, no es lo mismo estar en contacto directo con el alumno. Por más que el profesor desee expulsar el conocimiento y técnicas, los estudiantes no lo asimilan. Los padres de familia juegan un papel fundamental, ellos orientan y ayudan a cumplir con el tiempo de entregar las tareas”, indicó el jubilado.
De igual forma se pronunció Rodolfo Altamirano, quien es maestro jubilado.
“Jamás podrá igualarse, lo virtual con lo presencial, porque la sustancia de la comunicación entre el ser humano hace que el individuo se identifique, entre el maestro y el estudiante. Uno puede armar mesas redondas; donde se manifiesta una química perfecta, para que los educandos puedan captar todo. En zoom no pueden hacer lo mismo que en lo presencial”, finalizó Altamirano. (MAR)
TOME NOTA El retorno a las clases presenciales, dependerá de las resoluciones que emita el COE Cantonal y a un informe del Ministerio de Salud Pública, MSP. Actualmente en la última resolución del COE de Babahoyo, del 20 de mayo, no se dispone el retorno progresivo a las clases.