“Yo creo en la consulta, las preguntas están bien planteadas. En esta oportunidad la consulta va a ganar, pero van a llegar los medios para poder coartarla, por ello es necesario derogar la constitución de Montecristi, porque se creó para delinquir”, afirma Pablo Ortiz.
La política expresada como doctrina para un Estado con ordenamiento constitucional y jurídico, es la aspiración de los ciudadanos que se activan y participan de procesos eleccionarios para hacer del poder el voto; la legitimidad y legalidad jurídica para asumir gobernabilidad de los poderes de un Estado; el caso del Ecuador, los poderes que demandan de dicha autorización del mandante, mediante el sufragio electoral, son claros: El Poder Ejecutivo, Legislativo y de Participación Ciudadana.
Los ciudadanos entienden correctamente el deber de asistir a las urnas electorales cuando existen convocatorias de procesos electorales para elegir autoridades de gobierno; los partidos y movimientos políticos también se circunscriben en las mismas acciones de Estado; pero con la diferencia soterrada, que ellos han escrito y han aprobado casa adentro sus propias reglas para los momentos electorales a interés y conveniencia de las directivas políticas.
Las últimas encuestas sobre la aceptación de la consulta popular tienen el 80% de aceptación de los ecuatorianos, puntualiza Pablo Ortiz, académico investigador en el programa Expresión Polítika que se transmite los sábados a las 07:30 por Radio Planeta 106.1 FM; Diario La Hora y SR. Radio.
“Yo creo en la consulta, las preguntas están bien planteadas”, afirma Pablo Ortiz, y lo más sorprendente es que en la pregunta sobre la extradición existe un 25% que dice NO a la pregunta, cuando la misma debería tener el 100% del respaldo.
Recuerda que toda reforma política, toda reforma social para que sea efectiva ha sido a través de la lucha, “cuándo ha sido a través de palabras o escritos no ha tenido el efecto que espera la sociedad, en esta oportunidad la consulta va a ganar, pero van a llegar los medios para poder coartarla, por ello es necesario derogar la constitución de Montecristi, porque se gestó para delinquir”, afirma Pablo Ortiz.
El mejor ejemplo, dice, las intentonas de la Asamblea Legislativa de destitución del Presidente de la República.
Una reforma política profunda para la democracia representativa es necesaria y urgente; poner orden jurídico a dicha instancia de participación ciudadana en los actuales momentos es el camino lógico para corregir la corrupción del Estado en todas sus caras que se presenta; dichos síntomas de la enfermedad social, corrupción que se cultiva de forma misteriosa en la conducción y administración de las directivas de los partidos y movimientos políticos del Ecuador. La denuncia del asambleísta Fernando Villavicencio sobre la contaminación del proceso eleccionario 2023, debe preocupar al pueblo del Ecuador.
Instaurar democracia en los partidos políticos para mejorar el Estado
Los partidos políticos en el Ecuador se describen, sin equivocación alguna, como verdaderos feudos políticos grupales, que son impenetrables para el ciudadano común; escriben y aprueban la existencia de modelos de directivas o de cacicazgos (dictadores) de la política; asumen responsabilidades de democracia extralimitándose y usurpando las responsabilidades de origen de la Democracia Directa. La responsabilidad de origen de los partidos y movimientos políticos frente al Estado, debe ser la forjadora y para forjar y formar un nuevo discurso de oratoria política, de liderazgo ciudadano experimentado, que beneficie la conducción de los estamentos del estado.
Para cambiar ello, es necesario preguntarle al pueblo como democratizar a los partidos y movimientos políticos; para que los mismos no se hallen bajo el mandato de directivas donde la dictadura de la palabra es incuestionable.
La reforma política apunta a eliminar número de representantes ante el parlamentarismo ecuatoriano, llamado Asamblea Nacional Legislativa, que para muchos significará un ahorro económico al pueblo.
Las líneas rojas a la democracia representativa
La participación política de los ciudadanos es derecho constitucional, que permite a los partidos y movimientos políticos presentar los mejores candidatos para la gobernabilidad del Estado; candidatos surgidos por sus cualidades y no por afectos y desafectos de los directivos políticos, que muchos de ellos actúan como monarcas políticos.
La extralimitación, de los partidos y movimientos políticos, se ha extendido más allá de sus responsabilidades naturales otorgadas por la constitución; hoy se quiere regular incluso el origen de las directivas barriales, cuya intromisión podría dañar la democracia directa, que se halla exclusivamente en los barrios del Ecuador.
El pueblo ecuatoriano se encamina a reformar constitucionalmente la Democracia Representativa, la cual se halla afincada en partidos y movimientos políticos, muchos de los cuales pregonan intereses ideológicos grupales y no temas de Estado.
Las tres preguntas y la Democracia Directa
Las tres preguntas de la consulta popular, tienen asidero en la democracia directa en su fundamento de origen conceptual, no de derecho que se establece por política pública, de beneficio, sino de poder absoluto y de origen desde el ciudadano, como parte integrante y elemento constitutivo originario de autoridad del Estado.
Hoy en día, los presidentes de los partidos y movimientos políticos inscriben a los candidatos para las contiendas electorales para que los ciudadanos voten en torno a su planificación y visión personal sobre candidaturas para ejercicio de gobernabilidad.
Las posibles autoridades para el Estado son puestas de un cuadro de candidatos planificado y expuesto para su votación y selección por parte de los directivos políticos hacia el pueblo. Reformar esa actividad de los partidos y movimientos políticos podría frenar las improvisaciones y corrupción del Estado en sus niveles de gobierno de elección popular.
TOME NOTA
Repase el último programa de Expresión Polítika: https://bit.ly/3YA2Eii