Taxistas de Imbabura acechados por la delincuencia

Referencia. Desde asaltos hasta intentos de homicidio denuncian los conductores de taxis de la provincia.
Referencia. Desde asaltos hasta intentos de homicidio denuncian los conductores de taxis de la provincia.

Un grupo de representantes del gremio llegó hasta la Gobernación de Imbabura para exigir mayor seguridad.

Redacción IMBABURA

Asaltos con armas de fuego, apuñalamientos, robos de objetos personales, de vehículos, entre otras situaciones de inseguridad, denuncian los taxistas de la provincia de Imbabura, quienes acudieron hasta la Gobernación para exponer la problemática y exigir acciones contra la delincuencia.

Marcelo Andrade, presidente de la Unión de Taxis de Imbabura, señaló que la situación es insostenible y afirmó que los actos delictivos contra los taxistas se dan prácticamente en todos los cantones de la provincia.

“Nos hacemos presentes en la Gobernación de Imbabura para exponerle una vez más al señor Gobernador de la provincia la serie de dificultades y problemas que venimos manteniendo con la inseguridad que se ha creado en los últimos meses aquí en Ibarra y en esta provincia. Nosotros hemos sido objeto de varios asaltos, de varias agresiones físicas, verbales, de la pérdida de objetos personales y de nuestros vehículos”, dijo.

Zonas conflictivas

Según Andrade, hay diferentes sectores en las ciudades de Imbabura donde incluso ya no pueden acudir a prestar sus servicios. Siempre son víctimas de la delincuencia, lo que además perjudica a quienes viven en estas zonas porque no pueden acceder a este transporte.

“Tenemos compañeros de la ciudad de Ibarra, de Atuntaqui, de Otavalo, que son traídos a la altura del hospital del IESS, del Anillo Vial, Periférico Sur, Azaya, Alpachaca, entre otros sectores, en donde prácticamente, a plena luz del día, han sido asaltados, robados, han sido apuñalados”, expuso.

“Este tipo de situaciones nos traen nuevamente a donde el señor Gobernador para pedirle que nos ayude con la Policía Nacional, con las Fuerzas Armadas, para que se den puestos de auxilio inmediato de control, para evitar este tipo de situaciones que viven a diario nuestros compañeros”, agregó.

Marco Rivadeneira, taxista de Ibarra, también refirió que no pueden prestar sus servicios en barrios como Lomas de Azaya o Vista Lago. “No por la ciudadanía que vive ahí, sino por lo que nos sucede allá, porque nos rodean los carros con cuchillos y nos asaltan”.

“Es penoso, porque a lo mejor no vamos a poder dar el servicio ni siquiera a la gente honrada cuando dicen barrios como Azaya o Alpachaca, porque el delincuente busca cualquier manera para asaltarnos”, aseveró.

Además, según Rivadeneira, en ciertos sectores se estaría cobrando las denominadas ‘vacunas’ a los transportistas. “No es solo a los taxistas, también es a los buseros, de quienes se dice ya están pagando para que los dejen trabajar. Y eso no se debe hacer, porque luego nos tocará a nosotros hacer lo mismo y eso no está bien.

Modus operandi

Los taxistas relatan que el modo de operar de los delincuentes es distinto al momento de captar el servicio de taxi, pero casi similar cuando ya van a asaltarlos.

Por ejemplo, en uno de los casos denunciados, mencionaron que hay personas que salen de las clínicas con muletas, con collarines, con la familia, pero cuando llegan al destino todo es una fachada y les asaltan.

Andrade dijo que los delincuentes toman carreras a cualquier hora, para luego dirigir al conductor hacia sectores periféricos. Fingen que van a pagar, pero luego llegan tres o cuatro personas más y les quitan los carros, para luego abandonarlos en otras zonas.

“Hace dos meses me sucedió a mí. A las 19:00 estuve por el sector del camal y unos muchachos bajaron de un bus que llegaba de Quito. Me hicieron la carrera e inmediatamente me dijeron que me dirija a Azaya, al barrio Balcón Imbabureño, donde otros muchachos me amenazaron con cuchillos, pistola y un desarmador”, relató Marco Vásquez.

Agregó que a pesar de tener el kit de seguridad con cámara y GPS, supuestamente anclados al ECU-911, no han tenido ninguna respuesta o ayuda.

“El ingreso diario que tenemos es $20 a $30, mientras las pérdidas por este tipo de robos superan los $1.000, solo tomando en cuenta objetos personales y de los vehículos, más allá de las lesiones que son objeto nuestros compañeros, por eso necesitamos, de forma urgente, el apoyo de la autoridad competente”, enfatizó Andrade.

“Hay varios sectores de la ciudad a donde ya no podemos acudir con nuestras unidades a realizar las correspondientes carreras”.

Marcelo Andrade,
Presidente de la Unión de Taxis de Imbabura.

“Ya es hora de que las autoridades hagan algo por nuestra seguridad, porque nos están matando. No podemos nosotros salir a trabajar”.

Marco Rivadeneira,
Vicepresidente de la Unión de Taxis de Imbabura.

“Nos manifiestan que todas las semanas se reportan desmantelamientos de vehículos en los mismos sectores. A uno le preocupa que estas situaciones ocurran en nuestra provincia”.

Marco Vásquez,
Presidente de la Cooperativa Cuatro Esquinas.