Urge la alfabetización financiera

Hoy en día, nos sorprendería encontrar personas que no supieran leer o escribir, considerándolo un reto social pendiente al carecer estas personas de un elemento integrador básico.  ¿Por qué no pasa eso con quienes no tienen el más mínimo conocimiento de aspectos económicos cotidianos? Y es que, la importancia otorgada a la educación financiera básica ha sido escasa, habiendo sido relegada y destinada solamente para quienes estudian la rama de economía o empresa.

Así, nos encontramos con un alto porcentaje de la sociedad que no sabe interpretar los recibos salariales, el pago de los impuestos, los tipos de interés o las comisiones bancarias a las que todos nos enfrentamos. Todo ello, sin que hayan saltado las alarmas por esta preocupante analfebitzación financiera.

Esta situación no es fruto de la casualidad, sino que es resultado del abandono y el olvido que el sistema educativo ha otorgado a unos conocimientos que no han sido valorados de acuerdo con el impacto que tienen en nuestra vida cotidiana.  Prácticamente, todos los sistemas educativos del mundo han vivido de espaldas a la educación financiera, entendiendo que la misma debe ser un elemento transversal. Esta transversalidad se traduce en una responsabilidad compartida, que termina por no ser responsabilidad de nadie, haciendo que esas competencias caigan de nuevo en el olvido.

Así las cosas, es fundamental que los sistemas educativos se adapten realmente al principio básico de formar, de manera holística e integral, a personas que sean competentes para elegir  en un mundo complejo y cambiante. Habida cuenta de que tenemos que tomar decisiones constantemente propias del ámbito económico, para las cuales no estamos formados ni preparados. Una persona puede haber terminado estudios superiores sin haber cursado ni una sola asignatura relacionada con la economía o la empresa. Esto no sería tan grave, si viviéramos ajenos a la realidad microeconómica, a la economía doméstica, pero la realidad es que constantemente, debemos enfrentarnos a situaciones y contextos que pueden condicionar nuestro futuro y bienestar económico y social.

Dentro de la educación financiera, el reto del sistema educativo es formar a personas que puedan decidir de manera consciente, como elegir una hipoteca en una entidad financiera y no en otra, reconocer la importancia de las tasas de ahorro, interpretar el consumo familiar, desarrollar un presupuesto familiar o conocer el significado del coste de oportunidad.

En aras de que estas valoraciones se realicen de manera competente, con conocimientos sobre el tema, el currículo debe irse adaptando progresivamente para incluir elementos relacionados con la educación financiera como una materia básica. Esta adaptación del currículo debe ser ambiciosa y debe incluir a todas las etapas del sistema educativo para que, adaptándose a su edad y nivel educativo, se puedan afrontar niveles competenciales adecuados.

En cualquier caso, como en toda las materias  educativas, esta tarea no debe quedarse solamente en las escuelas, sino que también debe trasladarse a las familias para que se generen dentro de la misma, elementos fundamentales como la elección económica, el coste de la vida o los gastos cotidianos del núcleo familiar, porque es en el seno de las familias donde se toman esas pequeñas decisiones diarias de las que se debe hacer partícipe a todos los miembros para generar un aprendizaje más significativo y duradero.

Por último, tampoco debemos olvidar que la alfabetización financiera debe ir orientada a toda la sociedad, por lo que es fundamental que también se pueda trasladar a aquellas personas que ya están fuera del sistema educativo, sobre todo a aquellos colectivos con riesgo de exclusión como pueden ser las personas mayores o las desempleadas. Todas las instituciones, públicas y privadas, se deben involucrar en ayudar a que las personas puedan tomar las decisiones correctas.

Si esta inclusión de la educación financiera en los currículos educativos se hace de manera adecuada, pronto esa deuda que tiene el sistema educativo con la sociedad podrá ser saldada y el fin de la analfabetización financiera será una realidad. Tanto como lo son hoy en día las finanzas y la economía.

 

*Jorge Manuel Prieto Ballester

Máster Universitario en Formación del Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanzas de Idiomas en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)