Una emperatriz arregló la crisis del opio ‘occidentalizo’ a China

Autor: Mariana Neira| RS 68


El opio introducido por los británicos en China había “inundado el interior del imperio celestial” y se discutía si se imponía una política de represión y cierre de fronteras o la legalización del comercio de la droga, cuando una mujer llegó a este mundo: Cixí, que debió enfrentar la muerte de su Emperador por adicción al alucinógeno y arreglar la crisis provocada por dos ‘guerras del opio’ perdidas.

Ella era la concubina del Emperador Xianfeg que, gobernando a escondidas de los hombres, aplicó un arancel al libre comercio del opio impuesto por los ‘occidentales’ triunfantes e inició la modernización de China, paradójicamente, copiando modelos occidentales.

SECUENCIA DE HECHOS
1835. Nació Cixí, en el seno de una familia humilde, sin saber que se convertiría en una de las mujeres más importantes del siglo XIX, responsable de la gobernación de China durante 47 años. Admirada por su cautivadora belleza y su desafiante personalidad, pero también temida por su crueldad con sus enemigos, su lema era “zi-quiang”, es decir, “hacer fuerte a China”.
1842. Se firmó el Tratado de Nankín que sellaba la derrota China en la Primera Guerra del Opio.
1850-1861. Gobernó el Emperador Xianfegn, hijo de Daoguang. (Nació en 1831, murió en 1861).

LA CONCUBINA FAVORITA DEL EMPERADOR
1850. Cixí tenía 15 años cuando ella y otras 200 jóvenes se presentaron en la Ciudad Prohibida como candidatas para ser las concubinas del Emperador. De entre las muchachas que fueron ofrecidas a Xianfeng , Cixí, también conocida como Orquídea, fue una de las pocas elegidas, convirtiéndose así en noble de la corte china. Con gran astucia y movida por sus ambiciones, se iría abriendo paso y subiendo escalones en la jerarquía cortesana. Pronto se convertiría en una de las preferidas del Emperador; no solo por su belleza, sino también porque podía leer y escribir chino, algo poco común entre las concubinas.
Su cercanía al monarca y su capacidad le valieron para estar junto a él en los momentos de mayor confidencialidad del reino leyendo y escribiendo los comunicados. Esto le permitió comprender mejor las prácticas de gobierno y adentrarse en las artimañas de la corte de Pekín.

27 de abril de 1856. Xianfeng tenía como Emperatriz titular a Ci’an que no había conseguido darle un hijo. Cixí le dio uno al que le pusieron el nombre de Tongzhi y se convertiría en el primero en la línea sucesoria.
Cixí pasaba así de concubina imperial a ser la segunda mujer del monarca y Emperatriz del Palacio de Poniente. Sin embargo, sería la Emperatriz titular (Ci’an) la responsable de la crianza y educación del pequeño heredero.

1856-1860. Segunda guerra del opio.
Junio de 1858. La primera parte de la Segunda guerra del opio concluyó con el Tratado de Tianjin firmado por China con Francia, Rusia y los Estados Unidos.



18 de octubre de 1860. El Tratado de Tianjin fue extendido y ratificado por el hermano del emperador, el príncipe Gong, en la Convención de Pekín, mientras las fuerzas occidentales incendiaban el Antiguo Palacio de Verano. Este Tratado, entre otras cosas, “legalizó el comercio del opio en China”.
“Ante la amenaza de que los ejércitos occidentales entrasen en la Ciudad Prohibida, la familia imperial huyó para refugiarse en su residencia de caza. Exhausto y afectado por el consumo del opio, el Emperador Xianfeng moría” (1861), dejando tras de sí a su heredero (Tongzhi) de cinco años, un consejo de regencia formado por los nobles tradicionalistas que habían apoyado la guerra con Occidente y un país destrozado por los conflictos externos e internos.

CIXÍ EMPEZÓ A GOBERNAR

1861. “La modernización de China comenzó en 1861, cuando Cixí llegó al poder”, dijo el escritor Jung Chang. “Algunos de sus logros eran conocidos, pero siempre eran atribuidos a los hombres que la rodeaban”. Según una versión de National Geographic: “China estuvo marcada por las decisiones de Cixí que impondría su autoridad a pesar de la posición inferior que el rígido protocolo de la corte asignaba a la mujer: la emperatriz viuda presidía las audiencias tras un biombo, pues los ministros no debían verla, y nunca pisó el recinto delantero de la Ciudad Prohibida, reservado al emperador. Por ello necesitó a hombres fieles que aplicasen sus decisiones, como el príncipe Gong, que estuvo al frente del Gran Consejo imperial…”

Durante su mandato, la economía creció y hubo esfuerzos para mejorar la educación de las niñas. “Abolió el tradicional ‘vendado de los pies’, costumbre primero practicada por las niñas de la dinastía Tang de China para limitar su crecimiento normal y hacer sus pies lo más pequeños posible”. También abolió torturas como la ‘muerte por mil cortes’. “Los manchú de esa época habían convertido la tortura en un arte cruel que incluía la muerte por medio de miles de cortes mientras se estaba en lo que podría llamarse una chaqueta de alambre, y ‘muerte por mortificación’, en la cual los miembros eran quitados del cuerpo uno por uno”.
Además, dotó a China de infraestructuras modernas, desde la electricidad hasta el ferrocarril y la canalización de agua en las ciudades.

Cixí, consciente de que era necesario abrir China para prosperar, ideó un astuto golpe de Estado contra la regencia tradicionalista en la que no hizo falta llegar a las armas y junto a la complicidad de los dos hermanos del difunto monarca, logró que la regencia recayera en ella y en la Emperatriz Ci’an. Ambas se repartieron las tareas: mientras que la esposa oficial de Xianfeng se ocupaba de la intendencia del palacio y del nombramiento de funcionarios; ella controlaba todo lo demás.

Cixí quería “modernizar China para impulsar la economía y evitar la sumisión a Occidente. Así lo había hecho Japón, que se convirtió en una grave amenaza para China. Cixí era partidaria de la occidentalización, aunque no a cualquier precio”. Pero también sabía que apostar por unas reformas, provocaría oposiciones del pueblo, la nobleza y los funcionarios que en su mayoría aborrecían a los bárbaros occidentales. El objetivo de la Emperatriz era “hacer fuerte a China y pese a las críticas logró pacificar el país, saneó las cuentas, creó una armada y promovió la apertura al mundo con la ayuda de occidentales como el británico Robert Hart quien estuvo a cargo durante casi 50 años de las aduanas chinas y fue fiel colaborador de la regente”.

1873. Cuando su hijo Tongzhi cumplió la mayoría de edad, Cixí se retiró sin dejar de controlar todo en las sombras. Él no sentía ningún interés por el gobierno –prefería la ópera y el sexo– ni por su esposa Alute que resolvió morir por inanición, en la más estricta tradición confuciana, después de que la viruela matara a Tongzhi en 1875. Muchos adjudicaron sus muertes a las pérfidas artes de una Cixí sedienta de poder, lo que alimentó la leyenda negra de la emperatriz.
Entonces, las dos emperatrices volvieron a asumir el gobierno. Su alianza duró hasta que Ci’an falleció con 43 años. Cixí, sola y consciente de la falta de un heredero directo ya que Tongzhi había muerto sin descendencia, eligió a su sobrino, el pequeño Guangxu, como próximo Emperador que al igual que el anterior sería una marioneta en sus manos.

AL OPIO LIBERADO LE PUSO ARANCEL
1880. Lo que sucedió con el opio en China después de las dos guerras con los occidentales, es poco conocido. Recordemos que al ratificar el Tratado de Tianjin, en 1860, “se legalizó el comercio del opio” en el país asiático, pero no se encontraron datos que indiquen cómo influyó eso en el tráfico y consumo de la droga. Apenas encontramos unas líneas sobre el tema: “La emperatriz regente Cixí empleó la única arma efectiva contra los contrabandistas y las mafias al legalizar la importación y el consumo con un arancel de 5%, y en 1880, el emperador Guangxu, bajo su tutela política, legalizó nuevamente el cultivo de opio chino”.

1889. Guangxu cumplió la mayoría de edad y asumió el poder, pero duró poco porque tuvo una demoledora derrota ante Japón, en 1895, y falló en la Reforma de los 100 días. Cixí, con otro golpe de Estado, retomó el poder. Con la participación de un nuevo personaje, Kang Youwei, intentaron asesinarla y Cixí puso a su hijo adoptivo (Guangxu) bajo arresto, en el propio palacio, durante el resto de su vida e inició una persecución contra los intelectuales que habían ideado el plan, seis de los cuales acabaron decapitados…
Cixí ejerció el poder efectivo en China desde el año 1861 hasta su fallecimiento en 1908, o sea, a los 73 años. “Su muerte paralizó su plan de reforma gubernamental”.

(Fuentes: 1 Primera Guerra del Opio. Debates internos sobre la legalización del Opio. Wikipedia.
2 Cixí, la última Emperatriz china: de concubina a gobernar un imperio.Debate.es. Madrid 04/09/2022.
3 Cixi, la emperatriz. Libro de Jung Chang.
4 La historia oculta de Cixí, la poderosa emperatriz que tuvo las riendas del poder en China en el siglo XIX. Biografía de BBC News Mundo. 9 febrero 2020.
5 Cixí, de concubina a emperatriz de China. National Geographic. 22 marzo 2023.
6 La Guerra del Opio: cuando China dijo basta al narcotráfico inglés. José Ignacio Orbe).
7 Guerra a las drogas: fracasando desde 1729. Panampost.com Por Guillermo Rodríguez González. 22 agosto, 2016.)