Mitos y sincretismos del carnaval

Autor: Dr. Alan Cathey | RS 54

ELos mitos forman parte esencial del desarrollo cultural y psicológico de todos los pueblos del mundo, que los toman como mecanismos para, por una parte, explicarse el mundo y sus fenómenos, y por otra, afirmar su identidad ante fuerzas sobrenaturales, y de otras personas o culturas diferentes. Se trata de improntas profundas que implantan taras en la mente desde la más tierna infancia y pasan a formar parte, inconscientemente, de la cosmovisión de las personas.



ANTIGUO ORIGEN
El origen de los mitos se remonta al más lejano pasado, y se han ido adaptando a los cambios que se han producido en el largo camino de la evolución humana.

Buena parte de éstos se han integrado a las nuevas interpretaciones mitológicas, y luego religiosas, que se crean a lo largo del tiempo en las distintas culturas. Esta incorporación de mitos ancestrales a las religiones, se denomina sincretismo, y puede tener dos vías, al implicar, por lo general, la superposición de una cultura y su religión sobre otra, que busca mantener su identidad mimetizándose en aquella.

LOS CICLOS NATURALES
A raíz de la invención de la agricultura, hace 10 mil años, para los primitivos poblados y asentamientos agrícolas, se vuelve cada vez más importante la comprensión de los ciclos temporales naturales, que marcan el paso de las estaciones y determinan los momentos de siembra, limpieza y cosecha de los sembríos.

Esos ciclos son comprendidos bajo la forma de metáforas de nacimiento, crecimiento y muerte, temas visibles, recurrentes y hasta cierto punto comprensibles, del día a día de las personas y comunidades. Se traslada esa comprensión a la naturaleza, a la que se le atribuyen, por su desmesurada potencia, una calidad diferente a la humana, con presencia de personajes omnipotentes, los dioses, héroes o demonios de las mitologías, que son quienes controlan rayos y truenos, las lluvias o los terremotos y volcanes, en un primer estadio, para luego incorporar el paso del tiempo, del día a la noche, y luego, de las estaciones.

LA MUERTE DEL SOL
Así, el invierno se asocia en casi todas las mitologías eurasiáticas, con la muerte del sol, visto como un Dios esencial, y su resurrección, luego del solsticio de invierno, en torno al último tercio del mes de diciembre. Infinidad de Natividades de una serie de dioses, en varias religiones y creencias antiguas, se celebran durante esos días del año, incluido el cristianismo, que es más tardío que Hermes, Horus, Krishna, Mitra o Dionisio, entre otros, que comparten el 25 de diciembre como su cumpleaños.

Como es fácilmente comprensible, el concepto de fondo es común a todos, y es un fenómeno astronómico inexplicable en su momento, al que se da una interpretación mítica, y, para volverla más verosímil, se le da prestigio por la antigüedad de sus fuentes. Adoptar estas explicaciones antiguas, ayuda a los nuevos cultos a ser aceptados al interior de medios sociales tolerantes con otras expresiones religiosas.

Al interior del Imperio Romano, sin mayores conflictos, coexistían numerosas creencias y religiones, desde el culto a los tradicionales dioses olímpicos romanos, estrechamente emparentados con el panteón helénico, a los antiguos cultos egipcios a la diosa Isis o al culto anatolio de Mitra, pasando por las tradiciones mistéricas griegas. Uno de los más extraordinarios edificios levantados por el genio arquitectónico romano, el Panteón, acogía sin discrimen a las deidades del Imperio, en una suerte de ONU de los dioses.

En la propia Roma, por el solsticio de invierno, celebraban una desenfrenada fiesta conocida como las Saturnales, durante las cuales todo exceso era permitido.

DIONISIOS, EL INVENTOR DEL VINO
En la antigua Grecia encontraremos el origen más probable del Carnaval, en la celebración de unas fiestas en honor al vino, el éxtasis y la sensualidad, las Dionisíacas, así llamadas en honor a Dioniso, querido hijo de Zeus en alguna aventura extracurricular, a las que, al parecer, era bastante proclive, con los consiguientes conflictos conyugales con su esposa Hera, que aparentemente era una señora de armas tomar. Según una versión, mandó a los Titanes, unos ancestros lejanos de los sicarios, a matar al niño Dionisio, lo que hicieron, para luego devorarlo. Zeus los fulminó con sus rayos, y encontró el corazón del niño, que no había sido comido, y a partir de éste, lo resucitó.

DIONISIOS Dios griego del vino


De las cenizas de los Titanes nacen los hombres, que participan de lo titánico y lo dionisíaco. El joven Dionisio recorre el mundo, tras descubrir la vid y el vino, divulgando entre los hombres el vino bendito, capaz de liberar por un momento al hombre de sus angustias y penas. Dionisio muere cada año en el invierno, para resucitar justo antes de la primavera, es decir, entre la segunda mitad de febrero y la primera de marzo, dando lugar a gozosas celebraciones, donde consumen todas las reservas sobrantes acumuladas para el invierno, así como todo el vino disponible. La embriaguez ritual, el desfogue de las pasiones, la sexualidad exacerbada, y, sobre todo, la inversión de los roles sociales, es el eje de las celebraciones. Los esclavos, por unos días dan las órdenes y los nobles se vuelven siervos.

RECONECTAR CON EL INCONSCIENTE
Las Dionisíacas son ocasión para que el hombre se reconecte con su lado oculto e irracional, con su sombra, y con su naturaleza animal. Tanto las Saturnales como las Dionisíacas son procesos de catarsis social, de comprensión de que las fortunas del hombre son variables y están sujetas al cambio que los hados resuelvan.

LA OTRA VERTIENTE
Cuando el cristianismo se impone como la religión dominante del Imperio Romano ya en ruinas, trae consigo una vertiente diferente de religiosidad, aquella que aporta la religión judía, y las modificaciones que a ésta realiza Jesús, según las versiones, contradictorias a veces, de sus apóstoles, así como de las interpretaciones de los “padres de la iglesia”, hasta el establecimiento de un canon aceptado. Entre otros aportes, está el de la pascua judía, fecha en la que Jesús decide ir a Jerusalén para consumar su sacrificio, y el recuerdo de los 40 días de ayuno de Jesús en el desierto, donde resiste las tentaciones del demonio y emerge vencedor sobre el maligno. Éstos dos eventos definen el tiempo del carnaval, los cuatro días anteriores a la Cuaresma, entre el llamado Miércoles de Ceniza, el uso de la cual se origina en una antiquísima tradición mesopotámica, egipcia, judía y árabe, por la cual se expresaba duelo, arrepentimiento o dolor, y la víspera de la Resurrección.

QUITAR LA CARNE
La Edad Media fue la apoteosis del fervor religioso, y durante esta, el Carnaval pasó a ser parte esencial de las festividades católicas. Su etimología, del italiano “carne levare”, quitar la carne, hace referencia a la tradición de no comer carne durante el ayuno de Cuaresma, y presumiblemente también de la abstención de la carne en su acepción sexual. El tiempo del Carnaval era entonces el último en el cual se podía disfrutar de los placeres de la carne, en la mesa y en la cama, así como del vino, el baile y la diversión. En una recreación de las antiguas prácticas paganas, el desenfreno en un mundo pacato se desbordaba en las mascaradas, que eran la forma de mantener algún anonimato durante el desenfreno sensual.

EL PASO AL NUEVO MUNDO
Cuando finalmente se da el descubrimiento de América, junto a los conquistadores, se presentan los curas y la Iglesia, pues el proceso de conquista, además del componente militar, trae el religioso y el ideológico, visto como el deber de evangelizar a unos nativos americanos a los que se demora bastante en atribuirles alma.

Junto con los conquistadores y los curas, llegan también las enfermedades, contra las que los nativos americanos no tenían defensa por el aislamiento de 20 mil años respecto del resto del mundo.

La viruela, el sarampión y hasta la gripe, provocan una mortandad de unas dimensiones dantescas, pues en 100 años, la población americana cae de 85 a 14 millones en un siglo, hasta 1600.

Para poder explotar los recursos y desarrollar la industria del azúcar, el tabaco y luego el algodón, se secuestra a millones de africanos, estimados en 15 millones, entre 1600 y 1800, traídos al Caribe, el Brasil y el sur de Estados Unidos principalmente.

EL CHOQUE CULTURAL
La imposición de la religión católica, tanto a los sobrevivientes indígenas, como a los africanos esclavizados, origina un choque cultural y religioso profundo, que da origen a un sincretismo muy extendido, pues solo a través de éste puede intentar conservar sus identidades. México, parte de América Central y la región andina sudamericana, cada una a su modo, logran disimular muchas de sus festividades dentro de las de la Iglesia Católica, y sus deidades con las figuras religiosas cristianas. Así, identifican a la Pachamama con la Virgen María, o celebran el Inti Raymi con Corpus Christi. El carnaval andino es la fiesta del florecimiento, de la explosión de vida vegetal, cuando la madre tierra anuncia la abundancia de las cosechas futuras. Ese es el sentido de la Fiesta de las Flores y las Frutas en Ambato.

Inti Raymi. es una ceremonia celebrada en honor de Inti, que se realiza cada solsticio de invierno,


Taita Carnaval en Guaranda es el portador de la buena fortuna, y se lo recibe con maicena o espuma. En Imbabura, el Pawkar Raymi coincide con el Carnaval católico, lo que muy posiblemente ha sido la causa de su supervivencia, pues la apropiación de las fiestas nativas constituyó otra forma de conquista cultural, pues la persecución a las prácticas religiosas autóctonas fue muy severa.

Uno de los más famosos Carnavales andinos, es el de Oruro, en Bolivia, con la presencia de más de 25 mil bailarines, ha sido declarado por la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Cultural.

ÁFRICA Y EL CARNAVAL
Muy diferentes son los Carnavales de Brasil, tanto los del nordeste, como el muy famoso de Bahía, y naturalmente, el de Río. Esto es totalmente comprensible, pues la presencia africana en Brasil es, hasta el día de hoy, muy importante, en torno al 35% de la población.

Hacia 1850 representaba más del 75%. Como el origen de los esclavos fue muy diverso, a lo largo de toda el África Occidental, desde la actual Nigeria hasta Angola, y tierra adentro hasta el Congo, así lo fueron también los idiomas y las creencias religiosas que con ellos llegaron, generando una gran variedad de corrientes mágico-religiosas, además de expresiones musicales maravillosas. Los desfiles de los carnavales brasileños gozan de reconocimiento mundial, y las comparsas son representaciones de las situaciones que vive el país y el mundo.

MARDI GRAS
También distinto, pero también espectacular, es sin duda el Carnaval de Nueva Orleans, conocido como el Mardi Gras, del francés Martes Graso, que se celebra el martes anterior al Miércoles de Ceniza. Esto se debe a que Luisiana fue una colonia francesa hasta que fue comprada por Estados Unidos en el siglo XIX. Sin embargo, la influencia francesa y católica, así como la presencia de una gran población africana, esclavizada para la producción de algodón. Nueva Orleans ha sido la capital de la música negra norteamericana, particularmente del jazz y del blues. Para concluir este recorrido, no podemos olvidar al justamente famoso Carnaval de Venecia, con sus exquisitas máscaras y disfraces, que recuerdan esos paganos orígenes de la fiesta de la carne, de la alegría y del humor. Como la sabia copla proclama, “A la voz del Carnaval, todo el mundo se levanta, todo el mundo se levanta, que bonito es Carnaval”. Como que una antigua voz de la vida se difunde por un momento, ahogando los ruidos de una modernidad que, en el camino ha abandonado su humanidad.


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