Maquiavelo: sus maquinaciones y consejos ambiciosos

 OBRA TENDIENTE A UNA ACCIÓN POLÍTICA PELIGROSA

Nicolás Maquiavelo (1469-15279 escribió “El Príncipe” que es un tratado político del siglo XVI. Su autor es un diplomático, filósofo, político y teórico italiano. La obra ha sido infaltable en la cabecera de los políticos y estadistas durante cinco siglos, sobre todo los antiguos que la leían y la aprovechaban para mantenerse en el poder, más allá de sus alcances poco éticos. Los actuales, que leen pocos tratados o ninguno, aparte de acudir a algunos medios de comunicación, redes sociales, y encuestas, sin embargo practican  casi intuitivamente los “mandamientos” de Maquiavelo para mantener al príncipe en el poder, que es el objetivo de la obra,  cuya finalidad no es  precisamente la captación legítima del poder y su permanencia  en  búsqueda del bien común y de una gobernabilidad seria y honesta; sin olvidar desde luego que la política es ciencia y arte, que la practican  ciertos personajes, algunos de relevancia intelectual, para captar el poder que es su finalidad.

MAQUIAVELISMO: SINÓNIMO DE MENTIRA, PERFIDIA, DUPLICIDAD Y CRIMEN

La lectura de “El príncipe” ha fascinado y escandalizado. Entre los admiradores están Carlos V, Catalina de Médicis, Richelieu, Napoleón Bonaparte. Sin embargo, las interpretaciones sobre esta obra han variado a través del tiempo, tanto que la expresión “maquiavélico” ha tenido sinónimos de mentira, perfidia, duplicidad y crimen. Defensor del autor como Bacon afirma sutilmente: “Debemos mucho a Maquiavelo y a otros escritores de esta clase, los cuales manifiestan o describen claramente y sin ficción lo que los hombres hacen y lo que no debieran hacer”. El filósofo Baruch Spinosa consideró a Maquiavelo como partidario de la libertad. Pero, en el fondo, estos pensadores no justifican los medios que sugiere Maquiavelo al príncipe para mantenerse en el poder. Voltaire califica con los más duros epítetos a Maquiavelo. Lo evidente es que las ideas de Maquiavelo son inaceptables desde el punto de vista moral.

HISTORIA Y AMBIENTE DE FLORENCIA E ITALIA EN ESA ÉPOCA

Italia en esa época era un territorio dividido y en distintas pugnas entre distintas ciudades -unos reinos, otras repúblicas- y entre ellas el Papado. Según Sabine: “Italia era presa de la peor corrupción política y la más baja degradación moral”, por lo que no sorprende los juicios que aparecen en la obra política de Maquiavelo. Maquiavelo había sido juzgado por lo escrito en su obra, pero él fue un hombre decente: responsable político; honrado en el manejo del dinero de la República; franco como escritor, padre de familia; creyente religioso, es decir que no fue “maquiavélico”. Se afirma que solo fue un observador de la conducta humana, lo que no es verdad pues no sólo que describió sino que aconsejó enfáticamente lo que debía hacerse. Según dice Enrique Suárez Íñiguez: “tomó claramente partido. No fue imparcial en modo alguno. Baste leer muchos pasajes para corroborar esto”. Cassirer en 1965 escribió que “es innegable que “El Príncipe” contiene las cosas más inmorales, y que el autor no tuvo escrúpulos en recomendar al gobernante toda suerte de engaños, perfidias y crueldades; y lo que dijo Maquiavelo no fue en términos de bien y del mal, sino de lo útil para los fines políticos que perseguía”. En “El Príncipe” escribe, haciendo escarnio de la moral: “…pues un hombre que quiera en todas partes hacer profesión de bueno es inevitable que se pierda entre tantos que no lo son. Por lo cual es necesario que todo príncipe que quiera mantenerse aprenda a no ser bueno y a practicarlo o no de acuerdo con la necesidad”. Más aún dice: “Está bien mostrarse piadoso, fiel, humano, recto y religioso, y asimismo serlo efectivamente; pero se debe ir al otro extremo si ello fuera necesario”. Casi explica su contradicción de su correcta vida y de lo que por necesidad hay que hacerse, sea cruel o inmoral. Pero es indudable que es responsable de lo que escribe, no se puede dividir el hombre que es con lo que aconseja.

ACTIVIDADES DIPLOMÁTICAS DE MAQUIAVELO Y EL ORIGEN DE “EL PRÍNCIPE”

Su actividad diplomática era fundamentalmente para preservar la soberanía de Florencia, siempre amenazada por las grandes potencias europeas, y para conseguirlo creó la milicia nacional en 1505. Intentó sin éxito propiciar el acercamiento de posiciones entre Luis XII de Francia y el Papa Julio II, cuyo enfrentamiento terminó con la derrota de los franceses y el regreso de los Médicis a Florencia (1812). A consecuencia de este giro político, Maquiavelo cayó en desgracia, fue acusado de traición, encarcelado y torturado. Tras recuperar la libertad emprendió la redacción de su obra maestra “El Príncipe” que terminó en 1513 y dedicó a Lorenzo de Médicis. Obra inspirada en César Borgia, y que es una forma de desagravio y acomodo a los Médicis, en el que describe distintos modelos de Estado según cual será su origen (la fuerza, la perversión, el azar) y deduce las políticas más adecuadas para su pervivencia. Analiza el perfil psicológico que debe tener el príncipe y cuáles son las virtudes humanas que deben primar en su tarea de gobierno. “Maquiavelo concluye que el príncipe debe aparentar poseer ciertas cualidades, ser capaz de fingir y disimular bien y subordinar todos los valores morales a la razón del Estado, encarnado en su persona” (Internet).

En 1820 el cardenal Julio de Médicis le confió a Maquiavelo varias misiones y cuando se convirtió en Papa, Maquiavelo pasó a ocupar el cargo de Superintendente de Fortificaciones (1826). En 1827 cuando las tropas españolas tomaron y saquearon Roma cayeron los Médicis y por tanto sobrevino la marginación política de Maquiavelo, quien murió poco después de ser apartado de todos sus cargos.

PRODIGALIDAD O LIBERALIDAD DEL PRÍNCIPE

Maquiavelo estaba en todo, fiel a su espíritu italiano, en cuando a prodigalidad o liberalidad, más cerca de cierta avaricia, que se afirma es uno de los pecados capitales de los italianos. Para Maquiavelo ser pródigo o liberal es poco aconsejable…por bonito que aparezca: “De las cualidades del príncipe…Cuan útil sería ser liberal…pero como el que quiere conservar entre los hombres la reputación de ser liberal no puede abstenerse de parecer suntuoso, sucederá siempre que un príncipe que quiera gloriarse de ello consumirá todas sus riquezas en prodigalidades, y al cabo, si quiere continuar pasando como liberal, estará obligado a gravar extraordinariamente a sus vasallos, a poner impuestos extremados y hacer cuanto es imaginable para tener dinero”. Y sobre el tema asienta una frase lapidaria: “…Cuando le sea indispensable (al príncipe) derramar la sangre de alguno…, debe, ante todo, no apoderarse de los bienes de las víctimas, porque los hombres olvidan más presto la muerte de un padre que la pérdida de un patrimonio, Si se viera inclinado a tomar el bien ajeno, no le faltarían ocasiones para ello; el que comienza viviendo de rapiñas, halla siempre pretextos para apoderarse de las propiedades ajenas.” (El Príncipe cap. XVII). Parece que está parte no la practican nuestros “maquiavélicos” criollos, pues se apoderan de las vidas, bienes y libertades de sus “vasallos”, tales son los casos de los gobernantes de Cuba, Venezuela, Nicaragua, entre otros, en Latinoamérica.

ENGAÑAR PARA NO SER ENGAÑADOS

Maquiavelo afirma que en la “dura escuela de la vida” cuando se ha tenido enemigos poderosos se ha tenido que aprender a engañar para no ser engañados. Así explica: “los hombres vacilan menos en ofender al que se hace amar que al que se hace temer, porque el amor no se retiene por el solo vínculo de la gratitud, que, debido a la perversidad humana, rompe fácilmente el interés personal; mientras que el temor del príncipe se mantiene siempre con la posibilidad de castigo que los hombres no olvidan nunca.” Y cita a Tácito: “Son bien débiles los lazos de la mera amistad.” Y “Olvidan su fidelidad ante la remuneración que ofrece la perfidia”. 

Según Maquiavelo sería bonito ser honrado, pero: “! ¡Cuán digno de alabanzas es el príncipe que mantiene la fe jurada, que vive de un modo íntegro y que no usa la astucia en su conducta! Todos están de acuerdo con esta verdad; sin embargo, la experiencia de nuestros días nos muestra que varios príncipes, olvidándose de la buena fe y sabiendo astutamente cambiar a su voluntad el espíritu de los hombres…acabaron triunfando de los que tenían la lealtad por base de su conducta». Razonamiento o consejo que lleva a considerar el pueblo a la política como “un juego sucio de compadres”. Y continúa: “Obsérvese bien que, si todos los hombres fueran buenos, este precepto sería malísimo, pero como, por el contrario, son malos y no guardarían su fe con respecto a mí si se presentara la ocasión, tampoco estoy obligado a guardarles la mía. Nunca faltan a un príncipe motivos legítimos para justificar esta inobservancia…Quien supo obrar como lo haría el zorro logró el menor acierto.” Esto lleva hasta por considerar a la  “dolorosa necesidad” de considerar la fidelidad, la  lealtad y la transparencia como virtudes desechables, posiciones que ha afectado gravemente a nuestra vida política, diplomática, militar; que nos han conducido a golpes de Estado o a Constituciones perversas como la vigente, que ha acabado con el Estado de Derecho a pretexto de crear un estado de derechos y justicia que nos tienen al borde de un abismo institucional, casi criminal, donde las víctimas serán las libertades y la incipiente democracia que vivimos. 

MAQUIAVELO FAMOSO, PERO NO ÚNICO

Maquiavelo, sin ser responsable de tantas frases como se le atribuyeron dejó escritas bastantes como para justificar una doctrina en que la inteligencia, olvidada de la ética, se pone al servicio de un interés. En Italia, por ejemplo, se comenta que quienes sirvieron al fascismo, durante la II Guerra Mundial, no lo hicieron porque lo creyeron una panacea sino porque estaba allí y algo había hacer para sobrevivir. Siguieron a Francisco  Guicciardini, de los tiempos del Renacimiento, que aconsejaba: “Creo que un buen ciudadano y patriota debe mantener buenas relaciones con el tirano y ganando su confianza, puede, quizá, favorecer una iniciativa buena y evitar otra mala. Los que critican esta actitud están locos. Sin embargo, es mejor no figurar entre los confidentes íntimos del tirano. Así podrás aprovechar las ventajas de su poder y, cuando llegue la caída, no serás barrido con los demás.” 

MAQUIAVELO Y SUS ANÉCDOTAS

Ciertas gentes sólo alaban lo extranjero, uno de ellos le dijo a Maquiavelo:

  • No se comprende cómo, con vuestra claridad de visión, continuáis aquí, en Florencia. En la Corte de Francia ya os habrían encumbrado a un puesto principal.
  • Y Maquiavelo buen patriota y sobre todo respetuoso de la gastronomía de su ciudad, le contestó: Prefiero morir de una puñalada en Florencia que de una indigestión en Francia.

Maquiavelo combatía las mentiras de algunas órdenes religiosas. Una vez, cuando estuvo hospedado un tiempo en un convento de frailes, el padre guardián le dijo:

  • Cuidadito, señor, no se vaya a contagiar nuestra propensión a la mentira.
  • En todo caso -le contestó Maquiavelo- me encontrará inmunizado, puesto que, en mentiras, estoy licenciado y hasta soy doctor. La vida me ha enseñado a mezclar de tal modo la mentira con la verdad y la verdad con la mentira, que no se distinguen la una de la otra.

MAQUIAVELO INDISPENSABLE PARA EL ESTUDIO Y ANÁLISIS DE LA POLÍTICA

Maquiavelo no es un camino para el andar en búsqueda de la verdad, moralidad y eficiencia en la política, sobre todo de la honesta y que sirva integralmente a un pueblo, a un estadista de verdad, a un líder de grandes ideales, que hay y ha habido en el mundo. “Todas las ideas generales son falsas”, dicen Keyserling, Unamuno, Maurois, León Daudí, Chesterton, en rara coincidencia entre intelectuales. Sin embargo, Maquiavelo merece un estudio y un análisis profundo por ser un brillante pensador político, casi creador de una ciencia, pero que con los años se ha convertido en sinónimo de la maquinación y la ambición. En la reseña de “El Príncipe” se dice: “Inspira respeto y un cierto temor, y expresa también una fatalidad: la del pragmatismo que regula la escena del poder.”