LEÑA DEL ÁRBOL CAÍDO

“Ser mujer no es un carácter natural es el resultado de una historia, no hay un destino biológico que defina a la mujer como mujer, es una historia que la ha creado para empezar la historia de la civilización que ha tenido como resultado su estatus actual”. Simone de Beauvoir

Beauvoir en su libro El Segundo Sexo cuestiona el modo de vida de algunas sociedades con relación al patriarcado y a la dominación masculina en todos los campos en los que se limitan las capacidades del género femenino, y en el que ser mujer es una construcción histórica que se confina a la famosa frase que “mujer no se nace, sino que llega a serlo”; y, que en la actualidad, se ha convertido en el estandarte de numerosas batallas teóricas y políticas no solo de colectivos feministas sino que han sido el resultado de las secuelas de los 118 feminicidios que según el informe de la Alianza Feminista para el Mapeo de los Feminicidios se han producido en el Ecuador durante el presente año.

El ser humano es libre de elegir el camino mediante el cual constituirá su vida, y en el que la ontología existencialista aparece profundamente fundida con la cuestión ética, que depende del concepto subjetivo e individual de cada ser, mismo que se ha revelado por ejemplo cuando el fiscal Giovanny García quien ha sustentado 35 elementos de convicción vinculando a la cadete “Joselyn S”, en la muerte de María Belén Bernal, le ha negado a la primera uno de los sustanciales derechos constitucionales “la libertad”, al denegarle la sustitución de medidas cautelares o medidas de protección de la prisión preventiva señalada en el artículo 77 numeral 1 (Constitución 2008); en cuyo primer caso son destinadas a cumplir con ciertos fines procesales en función de los números 2 y 3 del artículo 519 del COIP esto es “(…) garantizar la presencia de la persona procesada; o evitar que se destruya u obstaculice la prueba (…)”; y, en el segundo caso de “(…) proteger los derechos de la víctima y demás participantes en el proceso penal; o, garantizar la reparación integral a las víctimas”; posiblemente porque mantiene viejos conceptos dogmáticos irracionales de que la mujer casada es la dama que ostenta todos los derechos legales posibles; y, que la mujer adultera es la que debe ser dilapidada por toda una sociedad impoluta; o tal vez, por la posición eficientista de Roxin cuando asegura que la prisión preventiva es “(…) indispensable en algunos casos para una administración de justicia penal eficiente”.

Todo proceso penal es traumático no solo para quienes han sido las víctimas sino también para las familias de todos los sujetos procesales o sospechosos; sin embargo el teniente de policía Germán Cáceres, culpable o no acatando en estricta observancia el derecho de inocencia consagrado en instrumentos supranacionales y nacionales es víctima de una feroz violencia estatal en la que la apropiación de este hecho aciago por parte de la sociedad ecuatoriana en la que se han permitido aseverar contextos paradójicos muy cuestionables un ejemplo de ello: “(…) esposo de María Belén Bernal la habría golpeado durante 20 minutos, en Escuela de Policía(…)”. (EL COMERCIO, 19 de septiembre de 2022).

Esta ambigüedad de la condición humana, nos lleva a pensar en una moral “realista” que no se fundamenta tan solo en valores y principios ya constituidos; mostrándonos como lobos ante los mismos hombres como ya lo expresaba en el siglo XVIII Thomas Hobbes, en su obra El Leviatán (1651) en la que el estado natural del hombre lo lleva a una lucha continua contra su prójimo sin que nos importe devastar al que se nos ponga en frente.

El individuo es quien debe formular sus metas de forma independiente y sólo después pedir a otros que las reconozcan; en el Ecuador, así como en la gran mayoría de países de la región esto no sucede, debido a que cada uno es radicalmente libre, pero solo cuando la sociedad está presente desde el principio y al interno de la relación que establece con ella es que puede decidir por sí mismo; en la que la ética se presenta ahora como un arte de vivir, donde la coherencia del personaje se estructura a través de las decisiones concretas que tiene que tomar en el curso de su existencia; y, es en esta existencia que se fundamentan algunas alarmas por un lado ¿Qué estaba haciendo una persona a la 01H00AM de la mañana ingresando a una institución pública de entrada restringida para personal civil?; y, por otra ¿ Por qué una cadete de la Escuela de Policía se encontraba en un espacio físico restringido para los cadetes, esto es, la habitación de instructores?; así como también ¿Por qué razón el oficial de guardia en la garita de ingreso de la Escuela Superior de Policía permitió el ingreso a la 01H00AM de una persona civil ajena a la institución pública?.

La tarea del Sistema Especializado Integral de investigación, de medicina legal y ciencias forenses no solo en este caso sino en todos es compleja y ardua y a la que todos los ecuatorianos debemos tener acceso como víctimas o victimarios por igual sin discrimen alguno; porque intentar expresar bien lo que ocurre en un nivel de subjetividad en tipos penales de marcado carácter emocional que en esencia se caracterizan por conductas que se efectúan en razón al dominio que la parte emocional del cerebro -sistema límbico- ejerce sobre la racionalidad -neocorteza- que distingue al género humano y lo aleja de la animalidad.

No obstante, la idea, a transversalizarse en el caso de María Belén como en los demás es que no se debe permitir espacios para generar prejuicios; y, que efectivamente el Estado y las instituciones públicas deben tomar una postura y hacerse cargo de los valores y significados construidos, en donde no solo se trata de una simple reconstrucción de los hechos, exteriores e interiores, sino de un verdadero y propio proceso para esclarecer la verdad.

Esta dialéctica de hombre mujer que Hegel comparaba entre el amo y el esclavo no es actual; y, lo que no se ha podido interiorizar aún es que ninguno de los dos puede prescindir del otro; sin embargo hasta ahora no entendemos que la relación entre los sexos ha adquirido históricamente un dinamismo peculiar que en muchos casos tiene un desarrollo dramático, ya que pasa siempre a través del conflicto, en la que las mujeres han encontrado complicidad con la que ningún opresor ha contado jamás por parte de sus víctimas; y, en el caso de María Belén como la de muchas mujeres latinoamericanas sus entornos han sido insanos; y, por lo mismo no han sido revelados; por ejemplo la ciudadanía desconoce que en los años 2004-2005 María Belén fue dada de baja de una institución de formación militar no por causa médica; y, que formalizó un auto-secuestro por problemas sentimentales con su ex pareja y padre de su hijo menor de edad un oficial de las Fuerzas Armadas.

En otras palabras, hombres y mujeres son cada uno con conciencia, quienes ponen en riesgo su vida; entonces, las propias mujeres deberían preguntarse cuál es el rol social que están cumpliendo, tal vez será siempre solo de “víctimas”; porque en el momento en que se lo defina como “otro con respecto al hombre”; es que “(…) La mujer se determinará y se diferenciará con respecto al hombre, y no a la inversa; porque mientras tanto ella es lo inesencial frente a lo esencial. Él es el Sujeto, es el Absoluto; ella es la Alteridad”.

Desconocer esta realidad lo único que nos hace es caer en la mala fe, en la violencia del género femenino por el género masculino sin solucionar el problema de fondo, que se da también en el caso de aquel que cuenta con las herramientas culturales para liberarse de esta condición, sino que conscientemente desempeña el papel de no-esencial.

El caso de la mujer que asume el papel de un ser débil, que debe ser salvado, y, que, pero por medio de ese rol quiere afirmar su soberanía sobre el hombre en la que éste debe defender su imagen de dominador viril, también está constantemente en peligro, porque depende siempre de la libertad de la mujer, negada y, al mismo tiempo, solicitada al buscar el reconocimiento, en la que erróneamente la mujer sostiene y piensa que tiene un valor infinito en cuanto a su feminidad.

Finalmente, yendo más allá del análisis antropológico, sociológico, médico y social de la situación de la mujer que parte de las conciencias separadas y, precisamente debido a su trascendencia, dialécticamente opuestas, es que al final tanto para los hombres como para las mujeres «se vive el mismo drama de la carne y el espíritu, de la finitud y la trascendencia; los dos están devorados por el tiempo, los acecha la muerte; ambos tienen una misma necesidad esencial del otro; y pueden encontrar la misma gloria en su libertad»

Con el feminicidio de María Belén, cuyo responsable presunto es “Germán C.”; se evidencia que la infraestructura existencial que hace irrepetible cada vida e irrepresentable en términos de cualquier generalización, la inmundicia y los más execrables sentimientos de los seres humanos se exteriorizan convirtiendo el dolor de todas las familias involucradas en una verdadera tragedia griega.

Dra. Zoila Bustos