La ruta de la música

Autor: Ramiro Ruiz R. | RS 71


Cotacachi, a ciento veinte kilómetros, más o menos una hora y media de Quito, por la carretera Panamericana Norte, es el lugar donde la gente trabaja en la artesanía del cuero, interpreta y compone música y mantienen el paisaje limpio.

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Tiene tres productos únicos que ofrecía hasta hace pocos meses. Estas tres fuentes han sido representadas en el escudo cantonal. Pero nadie observó detenidamente, pues los escudos son símbolos, pero quienes los miran descubren los múltiples significados y sus raíces históricas y culturales. Pues bien, en el escudo aparece en primer plano al lago Cuicocha, y abajo, dividido en dos partes, la lira y el yunque.

El lago representa la naturaleza limpia, el medio ambiente puro y la belleza de su estado natural. Antes de la invasión incásica, los aborígenes iban al lago a entrega ofrendas a los dioses de la naturaleza como el agua, la luna, la tierra, el viento, el monte, el arco iris, el sol, la luna y las estrellas. Cuando vinieron los españoles escogieron este lugar para el descanso por el clima liviano y acogedor y la belleza del medio ambiente natural.
La lira simboliza la cultura local, concretamente, la música.

Desde tiempos inmemorables han existido músicos, después se desarrollaron compositores, arreglistas, directores de grupos y bandas. Los más representativos son Segundo Luis Moreno, musicólogo, compositor, arreglista, director de banda y conservatorios; Alberto Moreno Andrade, compositor, arreglista; Filemón Proaño, compositor, arreglista, escritor, Marco Tulio Hidrovo Cevallos, compositor, arreglistas y director de banda; Luis Germán Hidrovo, maestro, director de banda, compositor y arreglista; Abelardo, Germán, Claudio, Gilberto, Guillermina, Laura, una familia dedicada a la enseñanza, la composición y arreglo.

El yunque y el martillo representan el trabajo, en especial, de la artesanía, como la alfarería, cestería, alpargatería, platería, y talabartería. Esta última se ha sostenido a través de los siglos y el comercio ha movido la economía principal de la ciudad.

La Ruta de la música y la memoria histórica
La administración municipal de 2014-2019, con el alcalde Jomar Cevallos Moreno, prestó atención en la recuperación de la memoria histórica y colectiva. No perder de vista al pasado incluye valorar las raíces culturales, reencontrar el camino y apreciar la parte espiritual, cultural y social de nuestras acciones.

El Municipio de Cotacachi puso en marcha el proyecto: “LA RUTA DE LA MUSICA” instalando, en una primera fase, 20 murales con los retratos de los grandes compositores e intérpretes del cantón, ubicados en las casas donde habitaron y crearon música popular y académica.

Como complemento se escribió el libro: “COTACACHI: LA RUTA DE LA MUSICA”. Un texto que pone a la vista las biografías y pasajes inéditos de los maestros.

Intérpretes y compositores del presente presentaron el CD que reúne las piezas emblemáticas de los músicos que conforman la Ruta de la Música. Veinte y dos músicos de alto nivel dirigidos por el maestro Marco Saltos Hidrobo, unen el pasado y el presente para entregar al mundo el talento humano y artístico de Cotacachi.

El plan abre el camino de nuevas investigaciones. Con seguridad, esperan por recuperar muchos nombres, de artistas indígenas y mestizos. Existe el compromiso de hacerlo con el más alto interés de honrar la obra musical y reconocernos en ella.

La Ruta de la Música de Cotacachi, se hizo para reconocer a los músicos que trabajaron con talento y sensibilidad. El reconocimiento es un acto de agradecimiento por entregarnos con generosidad momentos de alegría y nostalgia, amor y desamor, encuentros y desencuentros.

La Ruta de la Música es un acercamiento a cada uno de los artistas que han interpretado y creado. Hasta ahora no están todos los que son, ni son todos lo que están. Cada uno necesitaría al menos un libro, o muchos libros.

La Ruta pretende motivar la investigación más detenida, y un encuentro con el mundo vital de los maestros de la música, una búsqueda de las causas de sus entusiasmos y pasiones, de sus emociones y sobresaltos que cada uno encontró en el camino de la creación.

Es transcendental conocer todos los capítulos de la vida que les tocó palpar, cómo observaron y se asombraron de la belleza de los sonidos que pueden suavizar a los corazones duros y abrir las mentes inflexibles.

La música es el lenguaje inmediato y rápido que llega a las personas y nos hace apreciar el encanto de la vida. No podemos imaginar al mundo sin música, sin colores y formas, y más aún, al mundo sin palabras.

La obra musical perdura a pesar de los años y de los siglos. Es la labor más rentable, pues ganamos todos: los artistas que entregan cada día la creación, y los oyentes, que recibimos la belleza y nos perfecciona como personas. Las melodías ennoblecen la esencia de nosotros, seres temporales.

El arte y los diversos lenguajes nos devuelve una parte de la niñez que es la capacidad de asombro. Nos entrega conocimiento, sensibilidad, reflexión, recuerdos. Y sólo se vale de sonidos armoniosos, de composición de colores y formas en las artes visuales, de la fuerza de la palabra en la literatura. Esta es la rentabilidad que nos da la cultura.

Reconocer a los músicos ha sido una oportunidad para conocer cómo vivieron, sus ideas, sus pasos de la creación, el estilo de vida, el goce del humor oportuno, la anécdota exacta, la chispa de la genialidad.

La Ruta siempre estará incompleta mientras existan artistas. Cotacachi debe estar tejida de muchas rutas: Ruta de la música, Ruta de los artistas plásticos, Ruta de los artesanos, Ruta de mujeres íntegras, Ruta de pensadores y escritores, Ruta del café, Ruta de la gastronomía. También puede ser un propósito que estas rutas lo protagonicen la gente del presente.

Veamos una pequeña muestra de 2 músicos cotacacheños que constan entre los 20 artistas que conforman la Ruta de la música:

FILEMÓN PROAÑO NOBOA. Homenaje póstumo a un músico vivo

Salía las tardes a recibir el sol, cerca de la Plaza 17 de julio de Cotacachi. Tenía la cara avejentada. Caminaba lento, observando la calle. Dedicó su vida a la creación. Tenía enorme imaginación musical, capacidad de trabajo tenaz y siempre con ilusiones artísticas. Recibió numerosas satisfacciones y reconocimientos.

Unos españoles llegaron a Cotacachi a invitarle a recibir un homenaje en España. Algunas autoridades “comedidas” los informaron a los académicos que había muerto. La comisión de españoles regresó a España y organizaron un homenaje póstumo a un músico todavía vivo.

Su melodrama El Príncipe Cacha no existe en ninguna biblioteca. Algunas personas lo tienen. Ahora es quizá una reliquia de la literatura y la música ecuatoriana. Los estudiantes de música de las nuevas generaciones estudian detenidamente las partituras. Una de las calles nuevas de Cotacachi, tiene su nombre.

Filemón Proaño Noboa, nació en Cotacachi, el 25 de diciembre de 1886. Murió el 27 de abril de 1977. Hijo de José Antonio Proaño y Antonia Noboa. No se casó. Fue compositor, pedagogo, escritor y poeta.

Obra

Isleñita (Pasillo); Brisas Caraquenses (Pasillo), El Príncipe Cacha (Melodrama) Justicia Humana (Pasillo), Reino del Kitu (Melodrama folclórico), Rumiñahui (Melodrama), Amor Ignoto (Pasillo). Sesenta melodías ecuatorianas para niños de los Jardines de Infantes, Escuelas Primarias, y Colegios Secundarios.

ALBERTO MORENO ANDRADE. El niño director de banda
Su propio perfil

Desde niño fue muy marcada mi afición a la música. Con notable facilidad retenía cualquier melodía. A los 13 años, cuando mi hermano Segundo Luis preparaba a tres jóvenes para que ingresaran a la banda de música del pueblo, a peticiones de mi madre, fui admitido como alumno para aprender teoría musical. Aprendizaje que no llegó a seis meses. La práctica en cornetín, que ya desde antes lo ejecutaba al oído, la hice por mi cuenta, únicamente con una intervención pasajera de mi padre, que era también músico.

Creaciones

Bercuese: ¡Cómo te quiero yo!, 1915. Bomba: Solo mía. Canción: Cuando a ti vuelva mi Quito. Cuadro escénico: Ofrenda de las Flores. Cuadros bíblicos: María Magdalena, 1936. Cumbia: En tu puerto / texto de Obdulio Buseta Drouet. Donairosa: En Quito todo es bonito / Alberto Moreno Música y Texto. Escena campestre: La minga (3 versiones: 1943-1953; 1949; y 1960.

La minga. Versión (1960): No, 1. Prólogo, 2. Picaflor (pasacalle), 3. Soledad campesina (balada), 4. Unión fraterna (sanjuanito), 5. Fulgores de entusiasmo, 6. Triunfa el ideal, 7. Mujeres de mi tierra (romanza), 8. Bríndame chicha (sanjuanito), 9. Alguien no gusta bailar (rondeña), 10. Cholita linda (pasillo), 11 Sin título.

En la vida debemos examinar a la gente que trabaja sin atenuantes y sin descanso en la cultura, la historia y la ciencia. Ellos deben recibir nuestra gratitud por su amor a lo que hacen.

La historia de los músicos de esta Ruta nos descubre el orgullo de ser cotacacheños y ecuatorianos y una oportunidad de seguir sus modelos de vida.