La humanidad supera los 8.000 millones de personas

En República Dominicana nació un bebé llamado Daniel, quien, según las Naciones Unidas, simbólicamente, representa el habitante 8.000 millones de la especie humana en el planeta Tierra.

La familia humana tardó 125 años en pasar de mil a dos mil millones. En 1952, hace 70 años, el planeta era ya habitado por 2.500 millones de personas. Desde entonces, la especie no ha dejado de multiplicarse y cada vez lo hace más aceleradamente. Los últimos 1.000 millones adicionales se han sumado en solo 12 años.

India fue el que más contribuyó, y superará a China como país más poblado Se espera que los siguientes mil millones tarden aproximadamente 14,5 años en llegar, es ¿decir que para el 2037, seremos 9.000 millones. Y más de la mitad del incremento se concentrará en ocho naciones: la República Democrática del Congo, Egipto, Etiopía, India, Nigeria, Pakistán, Filipinas y Tanzania.

Las consecuencias de este crecimiento, advierten los expertos de las Agencias de este organismo, pueden ser devastadoras si no se satisfacen las necesidades básicas de todos los que estamos y de los que llegarán en los próximos días, meses y años; sin olvidar de los perjuicios al medio ambiente. “Los 46 países menos adelantados se encuentran entre los de más rápido crecimiento del mundo.

Se prevé que muchos de ellos dupliquen su población entre 2022 y 2050, con la consiguiente presión política, económica, educativa y de satisfacción de las necesidades vitales básicas para subsistir de cada ser humano.

En el Informe anual de Población, de Naciones Unidas, uno de sus expertos, Hermann, dice: “el corazón del reto del desarrollo sostenible es satisfacer las necesidades de la gente que vive y de la que nacerá, sin destruir el medio ambiente. Y únicamente se puede lograr si se cambia hacia formas mucho más ecológicas de producir cosas, y maneras mucho más conscientes de consumir”.

Más salud sexual y reproductiva
El reto planteado no encontrará respuesta adecuada si solo se atiene a esta dicotomía; a la ecuación hace falta añadirle otro factor: la estabilización del crecimiento poblacional.

Casi una cuarta parte de la población femenina del mundo no tiene ni la opción de decir no a las relaciones sexuales. Ante estas trabas para ejercer el control de sus propios cuerpos y la maternidad, el 60% de los embarazos no deseados acaban en abortos, de los que casi la mitad son inseguros.

“Si preguntas cuántos hijos quieren tener a las mujeres de algunos de los países donde tienen muchos, probablemente te dirán que dos, quizás tres. Y ahora mismo tienen más de lo que desean”, asegura el Informe “Sabemos que aproximadamente la mitad de los embarazos en el mundo no son deseados”, analiza otro de los expertos de la ONU, lo que significa, que 121 millones de mujeres al año no querían ni planeaban tener esos hijos. “Los esfuerzos por proporcionarles acceso a servicios de planificación familiar no son suficientes para que puedan determinar conscientemente si quieren tener hijos, el número de ellos y cuándo”.

Con esta receta –más educación, autonomía económica y servicios de salud sexual y reproductiva–, hay buenos ejemplos de reducción de la tasa de fertilidad (cantidad promedio de hijos por mujer). “Lo hemos visto en Guatemala: el número medio de hijos era más de cinco por mujer en los ochenta. Hoy es de alrededor de 2,3. Así, el país centroamericano está cerca de la llamada tasa de reposición (2,1).

“Etiopía es otro buen ejemplo”, asegura la experta. Allí, los programas conjuntos de las autoridades y la sociedad civil no solo han logrado mejorar los indicadores de salud materna e infantil, sino que la tasa de fertilidad se ha reducido de siete hijos por mujer en los años noventa del siglo pasado, a unos cuatro en la actualidad; por supuesto que es una cifra insuficiente, pero los progresos están a la vista”, celebra la responsable del Population Institute.

Los datos confirman que globalmente la tasa de fertilidad está bajando; sin embargo, la población sigue aumentando pues, con 2,3 nacidos vivos por mujer, todavía se supera la llamada tasa de reposición (2,1 hijos por mujer), con la que la humanidad se mantendría en un número estable. “Al ver las cifras, podría pensarse que los programas de salud sexual y reproductiva no sirven, pero, la verdad es que sí funcionan. África tiene el mayor porcentaje de crecimiento demográfico del mundo –un 2,5% anual– debido a su elevada fertilidad. La región subsahariana, donde se espera que la población se duplique para 2050, los nacimientos por mujer han descendido de 6,5 a 4,7 en los últimos 30 años. Un descenso insatisfactorio porque todavía está muy por encima de la media.

Dos tercios de la población mundial vive, no obstante, en un país o zona donde la fecundidad es inferior a 2,1 nacimientos por mujer, principalmente en países desarrollados, de tal modo que la población global seguirá creciendo, impulsada por las elevadas tasas de Asia y África, pero a un menor ritmo. En 2080 se alcanzará un pico de 10.400 millones de personas, calcula la ONU. Una cantidad que se mantendrá estable hasta 2100.

¿Están los gobiernos y los pueblos preparados para enfrentar el reto que significa este crecimiento acelerado de la población y el insuficiente desarrollo tecnológico que permita producir más en una superficie igual, sin afectar a la naturaleza?