Los deportistas ecuatorianos viven la misma suerte, de esforzarse por su propia cuenta para cumplir con el desarrollo de su vocación y su sueño de gloria. Edgar Quiñones Sevilla en su momento y con la decisión y voluntad económica de sus padres triunfó en el Colegio Mejía de Quito en el Basquetbol, logrando campeonatos por cinco años consecutivos, en renglón seguido el éxito continuo en los Clubes Ferroviario y Oriente de Guayaquil consiguiendo medallas respectivamente. Después formó parte de la Selecciones de Esmeraldas y del Ecuador; por fin, fue entrenador de las Selecciones femeninas de Esmeraldas y del Ecuador, logrando ser campeón; posteriormente vinieron los juegos Bolivarianos en Maracaibo Venezuela donde asistió dirigiendo la Selección Femenina Nacional, calificada como el Vendaval del Trópico, trayendo al País la Copa como Campeones Bolivarianos.
Oportunamente llegó el Campeonato Mundial de Basquetbol en Brasil, la dirigencia deportiva Nacional, injustamente lo separó como Director Técnico, por componendas e intereses regionales, puso a un técnico guayaca, robándole así su trabajo técnico de 20 años, y cometiendo la mayor injusticia deportiva en el Ecuador.
La conducta de la dirigencia Deportiva del Ecuador, no ha cambiado puesto que, deportista de otras disciplinas que han conquistado medallas Olímpicas como Rolando Vera, Jefferson Pérez, Richard Carapaz y Neisi Dajones entre otros, han publicado sus protestas por falta de apoyo, y, estos dirigentes de manera cínica solamente llegan con la cara lisa a la hora del triunfo a tomarse la foto para quedar registrados en los libros de la historia deportiva ecuatoriana. El filósofo chino Confucio manifestó: “esfuérzate y no esperes nada de nadie, así evitarás amargura”. La corrupción también esta en la dirigencia deportiva, pero nuestra lucha por erradicarla tiene que ser permanente; es justo reclamar el reconocimiento que le corresponde a Don Edgar Quiñones Sevilla.
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