Hellen Quiñónez Quiñónez – Nunca dudé

Su rosario para el día a día son todos los dichos de mamita Susana (abuela) de 90 años que desde su nacimiento como sietemesina la sostuvo en su mano, la formó con el abuelo desde el amor y valores humanos.

Tras cámaras

La figura recurrente que sale durante toda la entrevista a Hellen es la abuela y sus dichos que han marcado su vida para bien. Lamenta no tenerla viviendo con ella por la edad y el daño que le hace el frío de Quito a sus huesos.

Ustedes al leer esta nota tocarán las manos de mamita Susana, las mismas manos que tomaron a Hellen cuando nació sietemesina, esas manos ajadas de tanto cuidado a la familia, que no paraban de  hacer todo, lavar, cocinar, educar a ella y a todos los primos, y como le decía: “tengo que cuidar esta hija ajena”.

Sus padres por trabajo mudaron sus vidas a otra ciudad y Hellen quedó al cuidado de los abuelos, y tantas experiencias dan fe de un ejemplo visto y exigido.

Siendo pequeña iban a la finca y todos hacían, cada uno tenía que cosechar, pelar, moler el verde, la yuca, el cacao. Ella tenía que ponerse a la fila para moler el cacao y hacer su bolita de chocolate, desgranar el maíz y cansarse de comer mazamorra.

Cuando iban al río, los niños jugaban y la abuela lavaba la ropa de todos y las dejaba con ese olor especial de agua de río, piedras, sol y brisa fresca.

Aprendió a cocinar porque tenía que saber atravesar las circunstancias que a veces da la vida, y en todo lo que hacía era una enseñanza, los viejos antes educaban en todo momento. Los abuelos narran la vida de lo que se debe y lo que no se debía hacer, era así como transferían su sabiduría.

Papi Lucas (abuelo) llegaba por las tardes y todos tenían que tener un libro, un periódico a la mano, era la hora de leer. Y ponía de ejemplo: “sean como Hellencita”. De allí su hábito de leer y educar su voz.

Llegó sana y salva a su edad de todos los daños de los que a veces están expuestos los niños, sus abuelitos la cuidaron con total esmero y entrega.

Imparable

Durante 8 años hizo carrera en la televisión local de la tierra verde y veía como tantos compañeros desmayaban por la razón que fuera, y se retiraban. Esta experiencia repetitiva le da la certeza que “si quieres lograr tus sueños algo tienes que sacrificar”.

Llega a Telemar por la apuesta que hizo Gustavo Jaramillo cuando vio su participación en el Reinado de Esmeraldas a sus veinte años.

Cuando ya había hecho un nombre y era la presentadora en todos los eventos de los diferentes cantones de la provincia verde Esmeraldas, no imaginó el pantallazo que estaba haciendo en la producción de Teleamazonas y la confianza que Milton Pérez pondría en ella al contactarla e invitarla a que forme parte del equipo. 

Con su maleta llena de miedos de dejar la seguridad que tenía, el trabajo y el reconocimiento en el medio, viaja y se establece en la capital.

Olvidó lo que le había pedido a Dios cuando era muy pequeña: ser reportera de noticias para todo el Ecuador, y que el sueño fue despertado porque había trabajado todos los días haciendo una milla extra.

Hoy 

Se siente aún triste por la partida de su abuelo, confía en que los Esmeraldeños son especiales por ser alegres y que se van  a unir para vencer esta batalla de maldad.

Anhela volver a Esmeraldas y terminar su vida allá, donde se camina desde la playa Las Palmas hasta las casas, y se vivía en paz porque a diferencia de pueblo chico infierno grande, es un paraíso grande.

Punto de partida

Al comentarle de mi sobrina y de otras tantas niñas que sueñan con ser parte del mundo de la televisión, el teatro, el cine, ella siente que está siendo un punto de partida, que está abriendo el camino para que confíen en sí mismas y crean que sí es posible llegar, que hay que   formarse cada día, estudiar y decir , no a propuestas que vayan en contra de su bienestar, sino un sí de poder y valentía.

Y les deja un sabio consejo: no es ser negro o ser blanco que define las oportunidades, se trata de estar formado académicamente, eso es lo que cuenta al momento de estar con otras personas, cuando se viene de abajo, de estudios fiscales tienes que dedicarte mucho más.

Les puede poner a dudar su talento y su sueño si no dominas el inglés, cultura general, por ejemplo. Y, cree que los niños deben tener conocimiento de lo que en verdad les va a servir para el mundo laboral.

Se despide abrazando los sueños de las niñas y jóvenes negras de Esmeraldas.

Autor:

MKVQ