Grasa abdominal: ¡peligro!

Todos los que tienen la pancita desean deshacerse de ella es un facto. Pero sólo notamos la gordura, sin tener en cuenta lo que está sucediendo con el cuerpo a nivel de salud, y esto es lo que sucede: crecimiento del abdomen es una señal alarmante de trastorno en nuestro cuerpo.

Los médicos y nutricionistas son unánimes: entre todos los «depositarios» de grasa de nuestro cuerpo, el estómago es el lugar más peligroso. No las caderas, ni los glúteos, ni los senos, sino el área abdominal. Y si cuando aumentas de peso, tu estómago comienza a aumentar en primer lugar, esta es una ocasión para pensar no solo en la dieta, sino en tu salud en general. El hecho es que los depósitos de grasa en el abdomen tienen causas especiales y tienen graves consecuencias para todo el cuerpo.

El problema es que si tienes la mayoría de la grasa acumulada en el abdomen, significa que se acumula no solo debajo de la piel, sino también alrededor de los órganos internos. Esta es la llamada grasa «visceral». Los hombres están más predispuestos a la formación de tales depósitos de grasa. Sin embargo, incluso entre las mujeres hay aquellas con el tipo de figura «manzana»: la presencia de un vientre y la ausencia de una cintura pronunciada con piernas y caderas relativamente delgadas. ¿Qué tiene de malo este tipo de grasa? Por lo general, se cree que el límite del volumen de grasa visceral en el volumen total de reservas de grasa corporal es del 10 al 15 %. Si ganas más, estás en la zona del riesgo.

En primer lugar, la grasa del vientre es un almacenamiento de toxinas de las que el cuerpo no pudo deshacerse rápidamente, y ahora nos envenenan de forma lenta pero segura.

En segundo lugar, los tejidos grasos de nuestro cuerpo secretan ciertas hormonas. En consecuencia, cuanto más tejido adiposo, más se producen estas hormonas. Como resultado, hay un desequilibrio en el cuerpo, cuyas consecuencias pueden ser muy, muy tristes. Y al no comer de manera diversa, te arriesgas a convertir un desequilibrio ya existente en uno crónico. Los mismos oligoelementos y nutrientes se acumulan, se crea un exceso, lo que conduce a problemas intestinales. Con el tiempo, estos problemas van gradualmente más allá del tracto gastrointestinal y se propagan por el cuerpo en forma de diversas inflamaciones, desde el herpes hasta el cáncer. Entre los problemas más comunes se encuentran la hipertensión, el desarrollo de la diabetes tipo 2 y el cáncer de colon. La imagen es desagradable, pero se puede prevenir con el tiempo, lo principal es conocer al enemigo en la cara.

Los principales causas y provocadores del desequilibrio hormonal y como consecuencia de la grasa abdominal:

Azúcar y carbohidratos refinados

El producto refinado pasa por varias etapas de limpieza antes de llegar a su mesa. Se limpia de componentes que se llaman «lastre», «pesado», «indigerible». Pero, como muestran los estudios, son estos componentes los que ayudan a nuestro cuerpo a digerir lo que queda en el proceso de procesamiento. Es la cáscara del grano, el salvado, lo que ayuda a los intestinos a hacer frente al almidón del grano purificado. Los azúcares simples, como la harina blanca de mayor o primer grado, el azúcar blanco, que entran en el cuerpo, causan un fuerte aumento en el nivel de la hormona insulina. Este último juega un papel importante en el proceso de depósito de grasa subcutánea. Suprime la descomposición de las grasas y acelera su síntesis.

Alternativa:

Pan integral en vez del blanco, galletas hechas con granos integrales, preferiblemente centeno o avena en vez de las comunes saladitas, simple pura agua con limón y miel, té, jugos recién exprimidos y batidos en vez de las bebidas dulces y carbonatadas, gaseosas y colitas. Y los lácteos (yogures, quesos, etc) naturales sin azúcar con la adición de frutas, bayas o miel en vez de los productos lácteos dulces 

Las grasas trans

Las grasas trans son grasas vegetales que se llevan a un estado sólido por hidrogenación. Como resultado, la grasa hidrogenada contiene moléculas que simplemente no existen en la naturaleza. Cuando entran en nuestro cuerpo, simplemente no sabe qué hacer con ellas, y por costumbre los pone en células de grasa. Las células con grasas trans dejan de funcionar normalmente, su interacción con las hormonas se ve socavada. Como resultado, el fondo hormonal cambia y cuanto más hay de esto, cambia más.

La principal fuente de grasas trans es la margarina. Léelo bien: margarina. La que inocentemente se llama mantequilla y que se usa pero ‘muuuchiiiisimo’ aquí en Ecuador. Evítala por completo para tu bien, no te trae nada útil, es un producto plástico. Además de eso: toda la comida rápida frita (galletas, papas fritas, comida chatarra la que se vende y la que se come en la cantidad mucha y frecuente, rosquillas, hamburguesas, etc.), productos semielaborados (masa, pizza, albóndigas, productos de pollo y pescado), también palomitas de maíz, salsas y mayonesas. Haz que sea una regla leer la composición en el paquete. Allí ves margarina, soya, maíz, aceite vegetal, grasa de confitería o la palabra «hidrogenada» – ponla de nuevo en el estante y busca otra cosa.

Aceites vegetales

Estamos hablando de grasas omega-3 y omega-6 insaturadas. Ambos son un recurso indispensable para el cuerpo, producen hormonas extremadamente importantes: eicosanoides. Depende de ellos si la inflamación que ya existe en el cuerpo se desarrollará o no. La dificultad aquí está en la combinación competente de omega-3 y omega-6. Y, por regla general, la mayoría de nosotros no podemos hacerlo. El omega-3 se encuentra principalmente en las algas y la grasa de origen animal. Omega-6 – en aceites vegetales. Por lo general, en nuestra dieta hay un sesgo significativo a favor de Omega-6. En este caso, el cuerpo produce más eicosanoides inflamatorios y, como resultado, sufre de obesidad.

Alcohol

Es simple: en respuesta al alcohol, nuestro cuerpo comienza a producir más de la hormona cortisol – una hormona del estrés que nuestro cuerpo suele producir de forma intensiva en una situación estresante y que participa en todos los procesos del metabolismo. El resultado del aumento del cortisol es un exceso de grasa subcutánea en el abdomen y en el cuello. «Panza de cerveza» es la prueba más representativa de ello. Por favor, ten en cuenta las malas consecuencias de tus hábitos diarios y cámbialos a tiempo. Especialmente si ves que te crece la pancita y no estás embarazado/a. Es una señal de atención que ya debes prestar hacia tu salud para tu bienestar y para evitar los graves problemas a pesar de lo estético, que te pueden suceder en el futuro. Cuídate. (T.S).