Los cuerpos que descansan en el callejón sangriento, serán trasladados a nichos y bóvedas construidos en la segunda etapa del Cementerio General de Esmeraldas.
La delincuencia, el vandalismo y la falta de higiene predominaban desde el ingreso hasta las lomas del Cementerio General del cantón Esmeraldas, hoy esa realidad se transformó en seguridad, limpieza y arborización de las zonas altas.
Parte de esa reestructuración abarca la reubicación de 1.200 cadáveres asentados en lo que se conoce como el callejón sangriento, un área que fue destinada décadas atrás para las sepulturas sin un orden o planificación.
Teresita Quiñónez, administradora del camposanto, confirma que más de 200 cuerpos han sido trasladados a los nichos construidos en la segunda etapa del cementerio. Restan aún 1000, de los cuales un censo en territorio contabilizó 800, los faltantes explica, llevan más de 40 años en el lugar y que, posiblemente hayan desaparecido con las inundaciones.
No obstante, sí constan dentro del registro estadístico, a más de eso sus propios familiares se han comprometido a cavar y buscarlos.
La segunda etapa del cementerio consta de 350 nichos construidos y, 350 bóvedas que han quedado paralizadas por la falta de recursos, para lo cual Quiñónez, estima prudente unos 30 mil dólares distribuidos en materiales y mano de obra.
“Esas 350 bóvedas serán para sacar los muertos del callejón sangriento y ubicarlos en bóvedas dignas donde sus familiares puedan visitarlos. No tiene ningún costo, lo único que deberán hacer los suyos será sacar el acta de defunción y cancelar al municipio 23 dólares, nada más”, detalló.
Entre tanto y de acuerdo con la capacidad de gestión se podría cristalizar una tercera etapa, un corredor que empieza desde el cementerio Solange, con capacidad de 500 bóvedas, las cuales sí podrían tener un costo para las familias, de entre 300 a 350 dólares, según los conversatorios que se mantengan con los concejales.
A la par, pero en una visión distante, se planea la edificación del nuevo cementerio de Esmeraldas. Sin embargo, este proyecto si bien tiene un terreno, no se detalla con exactitud dónde se encuentra ubicado. “Va a ser un cementerio privado, no público, tampoco se tiene conocimiento de cuántas bóvedas. Lo que sí sé, es que ya se está buscando los recursos”, afirmó Teresita Quiñónez.
Arborización
El Cementerio General de Esmeraldas fue arborizado con 300 especies, de los cuales fueron arrancados todos los árboles de laureles, lamentó su administradora. Asimismo, el índice de robos de rejillas cesó, esto tras disponer a las chatarreras una clausura de su local si se encontrase estos materiales en su interior.
En cuanto a la seguridad, los pasillos del camposanto son vigilados por 10 policías metropolitanos, ubicados en puntos estratégicos. (JSG)