Cuesta abajo, el largo tango

Autor: Dr. Alan CAthey | RS 83


Buen día a todos. Estuve fuera durante los últimos 20 días, visitando otra vez Argentina, un destino que siempre he buscado, por una multiplicidad de razones, desde las culturales y musicales, a las gastronómicas.

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Había ido, con un grupo de queridos amigos, hace unos años al norte argentino, a Salta, a Tucumán y a Mendoza, por conocer ese otro país, esa otra Argentina, que a menudo olvidamos está ahí, al enfocarnos en la Buenos Aires enorme, ciudad europea trasplantada y construida a la imagen de las Paris o Barcelona de finales del siglo XIX y principios del XX.

Inflación del 25%
Ese viaje coincidió con los últimos momentos del gobierno de Macri, que, según el criterio de mucha gente con la que conversé, había sido uno nefasto, pues durante su ejercicio, el peso argentino había pasado de 20 a 40 unidades por dólar, promediando una pérdida anual del 25% por inflación. No sabían, o se les había olvidado, que, como dice el tango, la “cuesta abajo en mi rodada”, se había iniciado más de 60 años antes, cuando una Argentina que era la séptima economía del mundo, acreedora de media Europa, a la que, tras la II Guerra Mundial, alimentó con sus infinitos campos y ganados, que había sido el primer país en erradicar el analfabetismo, se rindió a los melifluos cantos de sirena del General Perón y de su cónyuge, Eva Duarte.

Prosperidad dilapidada
En medio de una generalizada rifa y baratillo de ofertas y regalos, la prosperidad que, con trabajo y esfuerzo se había levantado por 3 generaciones, se dilapidó en poco tiempo, en la construcción de un capital político que le serviría al peronismo para perpetuarse en el imaginario del país, hasta el presente. Este olvido, recurrente por otra parte, hizo que de nuevo la Argentina elija a un candidato como Alberto Fernández, con la bendición de la ex presidenta Cristina Fernández, que además se integró como vicepresidenta de la fórmula electoral.

Desmemoria, pecado capital
La desmemoria por los escándalos de corrupción de la viuda de Kirchner y de sus socios, por decenas de millones en obscuros contratos de obras públicas o en las “reservas” en la cadena de hoteles que los Kirchner, misteriosamente, habían adquirido, los acuerdos con Irán para, a cambio de quien sabe que, desmontar las causas por los atentados en Buenos Aires, contra la embajada de Israel y la Mutual Judía, la AMIA, pese a las amplias evidencias de la participación del servicio secreto y de la Embajada iraníes, en los atentados que mataron a casi 100 personas, el turbio caso del asesinato del fiscal Alberto Nisman, justo el día anterior a su presentación ante el Congreso, para dar la información de sus fundadas conclusiones en referencia a tales crímenes, aparecería nuevamente para que la mayoría del país escoja de nuevo a quienes se han convertido en sus verdugos, para que reanudaran el proceso de destrucción del país. El resultado está a la vista.

El shock Milei
En esta oportunidad, fui a Buenos Aires, con una breve escapada a Montevideo. El regreso fue un shock, pues coincidió que llegué a Buenos Aires a los tres días de la celebración de las PASO, un mecanismo de selección de candidatos de cada corriente, previos a las elecciones presidenciales que se celebrarán en Octubre en su primera vuelta, no sin antes experimentar en carne propia, algo que es habitual en la Argentina. Había despegado de Lima en la noche, para llegar a Buenos Aires a la madrugada, y tras un par de horas de vuelo, el piloto nos informó que debíamos regresar a Lima, pues el sindicato que opera los servicios aeroportuarios en Ezeiza, había declarado un paro, con lo que no se podría desembarcar pasajeros ni equipajes. Llegué pues un día después de lo previsto, gracias a la institucionalización del desorden que se ha vuelto patrimonio muy tangible de la nación.

Terremoto político
Mi llegada se dió cuando recién empezaba a asentarse el polvo del terremoto político que significó la victoria del candidato libertario Xavier Milei, que alcanzó más del 30% del voto, superando a los tradicionales actores políticos argentinos, el peronismo que, con todas sus variantes llegó al 25%, y lo que se podría definir como centro derecha, que se ubicó segundo, con el 27% del voto.

El desconcierto era palpable a todo nivel, especialmente, como cabría suponer, en los partidos tradicionales, con unas dificultades evidentes para digerir los resultados.

Catástrofe peronista
Para el peronismo gobernante, la obtención del peor resultado electoral en su historia, es la demostración del fracaso de un proyecto político agotado y arcaico, que, al contrario de su prédica social redentorista, que supone la mejora permanente de las condiciones de vida de los sectores menos favorecidos de la sociedad, ha provocado lo opuesto, esto es, la pauperización de éstos, y la del país en su conjunto, a unos niveles inéditos.

De 40 a 720, 800% de inflación
Aquel peso, que hace 5 años se cambiaba a 40 por dólar, lo cambié en la calle a 720, casi a 20 veces su valor anterior.
Ir de 40 a 800 en cuatro años, asumiendo que se pueda parar el derrumbe monetario, que seguramente será lo que va a intentar el gobierno, de aquí a octubre, gastándose el préstamo que le acaba de dar el denostado FMI, para mantener una irreal paridad cambiaria, arroja una inflación anual promedio, del 90%. El salario mínimo en la Argentina a septiembre de 2018 era de $ 320, (10700 pesos, a un cambio de 33 por dólar). A los 5 años, el salario, desde este septiembre, es de 118000 pesos, algo más de 11 veces lo que era hace 5 años, que puesto al valor del dólar actual, calculado a 800, no llega a $ 150, una caída de casi el 60% en relación a 2018.

El Ministro-Candidato
Este dato revela el nivel de empobrecimiento que le ha traído al país la gestión económica del gobierno peronista, e inevitablemente, afecta cualquier posibilidad electoral del candidato peronista que, para empeorar las cosas, es el actual Ministro de Finanzas, Sergio Massa, rostro visible de la debacle económica del país, que, de forma increíble, se ha mantenido simultáneamente como Ministro y candidato presidencial, en una falta de la más elemental delicadeza con el país y sus ciudadanos. Que el candidato de un partido sea quien además maneja y asigna los recursos y define políticas asistencialistas con evidentes objetivos electorales, resulta un despropósito político y ético inaceptable.

Cambiemos, pero pronto!
Tampoco le fue muy bien a la oposición más tradicional de Cambiemos, una coalición de centro derecha, de la cual su cabeza visible más destacada, el ex presidente Macri, no se postuló como candidato de su agrupación, lo que abrió el camino para dos candidaturas, la de Horacio Rodríguez, el Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, y la de Patricia Bullrich, ministra del Interior en el gobierno de Macri, quien superó claramente al más moderado Rodríguez. Es importante destacar que, de haberse unido toda la tendencia del centro a la derecha, sumarían el 60% del voto en las PASO.

Desencanto
Esa unión resultaba, en la práctica, no muy factible ni creíble, pues el éxito de Milei se basa en un desencanto generalizado de la población por lo que el denomina como la “casta” política, una suerte de Club de predestinados, de uno u otro lado, cuyos¿ intereses, según el candidato libertario, no son los de Argentina y su gente, sino sus particulares aspiraciones y ambiciones.

El dedo en la llaga
Al parecer, Milei ha puesto el dedo en la llaga, expresando, muchas veces de manera explosiva y hasta grosera, una irritación, y hasta rabia, extendida entre la mayoría de la población. El voto de Milei, más que suyo, es uno dirigido contra una estructura política que ha llevado a un país rico, con una amplia clase media, cuyas aspiraciones como modelo se ubicaban en Europa, al penoso estado en que hoy está el país. Se trata de un voto heterogéneo, en el que sin duda habrá un significativo componente peronista, cuya frustración se expresa en voto castigo, junto a habituales votantes de Cambiemos, que no ven en sus candidatos propuestas radicales para un cambio de curso decisivo en el país.

A tumbar al outsider
Tanto Cambiemos como el peronismo, se han unido, efectivamente, en contra del outsider que tan efectivo ha resultado en interpretar el sentimiento predominante en la población, y que no ha tenido problema en apropiarse del lenguaje y actitud demagógico del populismo peronista, por una parte, y del discurso liberal llevado al extremo, de Cambiemos. Luego de su victoria, tal capacidad lo hace el que mejor opción de crecimiento tendrá, sobre todo del voto de Cambiemos, lo que daría lugar a una segunda vuelta de Milei con Sergio Massa.

Apuesta y estrategia
Al parecer, esa es la apuesta del peronismo, y su estrategia, la de difundir el pánico, por un lado respecto de las radicales propuestas de Milei, y por otro, presentándose como los únicos que pueden parar la violencia de sus propias fuerzas de choque, los piqueteros y otros “colectivos” violentos, históricamente instrumentalizados por el peronismo, en su larga tradición de fascismo. Inmediatamente después de las primarias, se produjeron, en provincias y en el conurbano bonaerense, una oleada de saqueos a negocios y tiendas, que de la manera más torpe pretendió el gobierno atribuir al ganador de la elección, pero que no tardó en establecerse su procedencia, en los ultras peronistas obviamente.

Mes y medio de terror
El mes y medio que falta para la elección, va a ser con certeza un período de agresiones y difamaciones extremas. Resulta, para los empresarios de la política, inaceptable perder la gallina de los huevos de oro, que ha sido su sustento y medio de vida. Como ya se ha podido ver en otras latitudes más tropicales, cualquier medio es válido para mantener su poder, inclusive el asesinato de las figuras incómodas. Hará bien el sr. Milei, en cuidarse, y mucho.

No se ven salidas
Debo comentar, con mucha tristeza, que no cabe esperar mayores cambios en Argentina, que no sean para peor. Que un Ministro del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, un destacado referente de la Cámpora, el grupo que defiende, con uñas y dientes, el legado del saqueo de Cristina Fernández al país, haya expresado públicamente, a través de medios y de un comunicado, que, o gana la elección el peronismo, o se disuelve el país, nos debe dar la medida de la polarización fanática a la que el peronismo ha llegado.

El “Cuervo” y Videla
Sin duda, Andrés Larroque, el funcionario que se permite amenazar a todo un país, encarna a la perfección al fascista golpista que cree ser el único capaz de salvar al país, y que por lo tanto, si es necesario hacerlo, disolverá el país. Exactamente el mismo razonamiento y sustento que el dictador Videla esgrimió en el año 1976, para asumir el poder, en la que sería la más sanguinaria dictadura de las que asolaron el cono sur en aquella década. Este individuo, muy propiamente apodado como el Cuervo, es heraldo de nuevos dictadores en Argentina, anunciando desde ya que, o son ellos, o el diluvio, tal como proclamaran los líderes del menguante nazismo en el III Reich, dispuestos al sacrificio supremo de su pueblo en el altar de la guerra.

“Cerca del infierno”
En una entrevista, al parecer intentó moderar su dicho, hablando de que Argentina debe reaccionar pronto, pues “está muy cerca del infierno”. Tiene toda la razón, y hasta allá la han llevado personas como el y su partido, que han logrado algo que no se hubiera pensado posible, la bancarrota de un país rico y productivo como pocos, a punto de ver con desolación a personas escarbar la basura buscando un bocado, en pleno centro de Buenos Aires, o escuchar a un sr jubilado decir, ante la pregunta de por qué escogía con tanto cuidado unos filetes, que debía hacerlo así pues sólo podía comprar uno por mes. En la Argentina. Una milanesa por mes.

Esto no es nuevo
Vale la pena recordar las palabras de Duhalde en 2001 respecto del presidente De la Rua, el sucesor de Menem, para su desgracia un no peronista. “Si el presidente no cambia, habrá que cambiar de presidente”, fue el mensaje, muy respetuoso de la democracia, por cierto, con el evidente beneplácito del peronismo, que encontró en la desestabilización su oportunidad de retomar el poder. Será ese mismo Duhalde quien al final, reemplace a de la Rua, cuando éste debe abandonar el poder, asediado por las movilizaciones de sindicatos y piqueteros peronistas, dedicados al saqueo de tiendas y negocios, pescando a rio revuelto entre una ciudadanía desorientada y angustiada por la situación.

La declaración de Larroque, sin ninguna rectificación por la dirigencia peronista, es el anuncio de un olímpico desprecio por cualquier principio de democracia, y una tácita bendición de este.

Reliquia macabra
No me sorprendió el abrumador fanatismo de la declaración, pues horas antes de esta, visité el hermoso edificio del Congreso de la Nación.

En esta visita, pasé por un espacio en el que hay una urna, conteniendo nada menos que un sudario en que había estado envuelto el cadáver de Eva Duarte de Perón, en exhibición, como una reliquia religiosa, para su pública veneración. Este macabro espectáculo explica mucho del carácter irracional, hagiográfico, del peronismo. No se como todavía no se han hecho procesiones por las calles de Buenos Aires, llevando en sus andas respectivas, a Santa Evita, tomada de la mano del Divino Maradona, marcando el camino a sus fieles. Una tragedia que, en ese país que nos ha dado un Borges, un Cortázar, un Sábato, junto a Piazzola, a Yupanqui y a 3 premios Nobel en Medicina y Química, sean los milagreros quienes se haya apropiado del país, para no soltarlo más.