¿Cuándo se perdió el indigenado?

Dicen las malas lenguas que, en un enfrentamiento no existen reglas y siempre habrá un ganador y un perdedor. Pero, en el caos creado por el actual paro de actividades, decretado por la dirigencia de la CONAIE y otros sectores sociales, ¿podrá haber un ganador? ¿podrá haber un solo perdedor?

La verdad es que eso no es posible. En este caso, como en otros similares, todos perdemos y nadie gana. Pierde el país entero, todos los segmentos sociales, económicos, religiosos y hasta deportivos, ya que, al no tener las condiciones favorables para cumplir con nuestras actividades económicas, forzosamente veremos mermados nuestros ingresos y veremos reducida nuestra capacidad de compras de nuestro bienestar.

Y esta situación afecta a todos, sí, a todos, a los más ricos y a los más pobres; a los sanos y a los enfermos; a los maestros y a los alumnos; a las iglesias y a los feligreses; a futbolistas y a los entrenadores; a los ciclistas aficionados y a los profesionales; a los transportistas y a los transportados; a los hombres y a las mujeres; a los ancianos y a los infantes; a los profesionales y a los artesanos; al gobierno y al movimiento indígena.

El paro y las protestas sociales, a más del caos y la violencia imperantes en carreteras de la Sierra norte, y en las calles de ciudades, traen aparejados muchas inquietudes y sospechas que deben ser despejadas si queremos construir un país con futuro donde impere una democracia sólida.

Es que la historia de las revueltas en el mundo, y por ende en nuestro país, muestran y demuestran que, no tendrían efecto, si atrás de ellas no estuvieran presentes diversos factores como un descontento popular, una organización eficiente, una comunicación efectiva y sobre todo, una financiación que cubra la multiplicidad de factores y necesidades propias de un estado social conflictivo.

DESCONTENTO POPULAR

Es verdad que, desde hace décadas, el país entero ha mostrado síntomas de un descontento social porque las aspiraciones y necesidades de los sectores más vulnerables de la población, han sido postergadas por todos los gobiernos de turno; y es justo reconocer que el sector indígena, a lo largo de la historia ha sido el menos atendido

Los políticos están más interesados en sus luchas intestinas por el poder que en brindar atención a los problemas estructurales y coyunturales de las grandes mayorías; y, los empresarios han preferido mirar sus cifras, antes que estas demandas vitales de la gente.

Sin embargo, no podemos desconocer que, especialmente en la segunda mitad del siglo XX, gracias a los recursos provenientes del petróleo, la sociedad cambió, dejó de ser mayoritariamente campesina para transformarse en un país urbano donde las urgencias fueron otras: atención a barrios populares, invasiones, falta de atención en el sector salud, etc.

Poco a poco el panorama social ha ido cambiando; aunque también hay que reconocer que, ciertos agitadores políticos han tratado de manipular a las masas, omitiendo o falseando las cifras, lo que ha creado en el imaginario popular un falso abismo insondable entre los más y los menos favorecidos de la economía nacional, y entre ellos se destaca el indigenado.

HISTORIA I

En la década de los años 90, del siglo pasado, un gran levantamiento indígena sacudió la consciencia del país. El Levantamiento del Inti Raymi de aquel año, transformó al movimiento indígena es un actor político en el Ecuador, con plena conciencia de su identidad cultural, política e histórica y que, buscaba como objetivos la defensa y tenencia de la tierra, la delimitación de territorios indígenas y el respeto de recursos naturales existentes en ellos, los derechos colectivos, la educación Intercultural Bilingüe, la salud Intercultural, y el reconocimiento del carácter plurinacional de nuestra sociedad y del Estado.

Las primeras manifestaciones de este levantamiento se iniciaron el 28 de mayo con la toma pacífica de la iglesia de Santo Domingo en Quito. En los días siguientes y con más fuerza se llevaron a cabo movilizaciones de impresionante convocatoria en las provincias de Cotopaxi, Tungurahua, Bolívar, Chimborazo, Imbabura y Pichincha, posteriormente se unirían las organizaciones de bases de Azuay, Cañar, Loja y de la región Amazónica; con ellas el levantamiento indígena demostraba su poderío.

A partir de ese momento, la Confederación de organizaciones indígenas del Ecuador, CONAIE, y su brazo político PACHAKUTIK, pasaron a formar parte, y con papel protagónico, del escenario reservado de la política del país.

Los otros segmentos de la sociedad ecuatoriana aceptaron con curiosidad no exenta de simpatía la presencia de este nuevo actor. Pronto se vieron los primeros resultados en este nuevo tablero institucional: alcaldías, prefecturas, puestos en los consejos municipales y provinciales, diputados, fueron alcanzados y luego, los gobernantes de turno les entregaron la administración de secretarías importantes como la del agua y de la educación intercultural bilingüe; todo ello, sin perder su identidad.

HISTORIA II

Conforme el paso del tiempo, la CONAIE y Pachakutek, fueron contaminados por ciertos tránsfugas políticos que enseñaron a los líderes indígenas, los trucos y trampas siempre presentes en la vieja política. Maquiavelo les fue develado y, poco a poco, el movimiento indígena fue cayendo en el sucio abismo de la mentira, terreno donde habita la politiquería.

El comunismo que, poco antes había visto derrumbarse el muro de Berlín, se apresuró a contactar y acompañar a los líderes de la CONAIE, pensando quizás manipularlos para alcanzar sus protervos objetivos de llegar al Poder sin pasar por las urnas.

Si bien en sus inicios apoyaron algunas candidaturas presidenciales propuestas por otras fuerzas políticas, ya en la última contienda su candidato alcanzó el tercer puesto, habiendo disputado el segundo con el actual Presidente de la República.

En la actualidad, este movimiento y su brazo político mantiene varias prefecturas y alcaldías, muchos GAD´s parroquiales y constituye la segunda fuerza política en la Asamblea Nacional.
Autor: Fausto Jaramillo