Conspiración o autogolpe

Las páginas de la historia, independiente de cualquier consideración, están llenas de hechos o eventos que, al romper la rutina de la continuidad, pueden ser, y, de hecho, son determinantes en la vida de las personas o de una sociedad.

(( Escuchar el artículo ))

Hay quienes califican a estos hechos como bisagras porque lo que hasta ese momento había sido la norma de vida, pasa a ocupar un lugar en el pasado al que se pretende nunca más volver, y lo que está por venir, aunque desconocido, es considerado como el inicio de algo diferente similar a la felicidad.

La gobernabilidad tiene un precio que a veces resulta alto y en otros casos muy difícil de asumir, pero definitivamente es parte de una democracia liberal, en la que por principio se deben respetar tanto las mayorías como las minorías. En nuestro caso contra todo pronóstico los resultados electorales nos dejaron muchas lecciones, la primera que nuestros votantes son fácilmente manipulables y que los resultados demuestran las contradicciones de nuestras sociedades. Un trío con tendencias ideológicas aparentemente irreconciliables obtuvieron resultados ajustados y hasta cuestionables, pero con acuerdos que desde allí empezaron a ser no respetados. Terminada la contienda aliados electorales con afinidades ideológicas llegaron a un pacto negociado y firmado con su principal adversario, más el temor social y traicionando a su aliado principal rompieron el acuerdo y buscaron una mayoría imposible de sostener en el tiempo y desde entonces el gobierno sostiene su tesis de una gran conspiración de sus viejos aliados pero el desastroso manejo político nos dice todo lo contrario.

Por otro lado en estos catorce meses de gobierno a más del éxito en la vacunación y en un acuerdo internacional con el FMI, sólo ha demostrado que su visión es absolutamente economicista y por lo tanto la parte social es absolutamente secundaria, creando un desconcierto en sus propias huestes, más cuando decisiones infantiles y apresuradas sin el más elemental respeto a las personas e instituciones ha creado el ambiente necesario para que se formen los espacios para una caída vergonzosa y que más parece un auto golpe aunque crea que la consulta, con las trampas que los anexos contiene, facilitarán concluir su período.

A pagar la factura

Pero claro, esos hechos emiten una factura cara, la que se paga, muchas veces con sangre y violencia. Algunos de ellos son producidos por la naturaleza, por ejemplo: terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas o desertificaciones, tormentas y huracanes, monzones y sequías, o, cualquier otro fenómeno que cambia el paisaje donde vive el pueblo; pero también hay otras que llegan debido acciones humanas como guerras, revoluciones de cualquier adjetivo calificativo, migraciones masivas; holocaustos y gulags, asesinatos y sicariatos, mientras que existen otros casos, aparentemente, menos traumáticos, en que esos eventos disyuntores se producen con investigaciones y descubrimientos, con ciencia y tecnología, con votos, con marchas y protestas, con huelgas y paros, con plantones y sacrificios.

Las consecuencias

Las consecuencias de estos eventos son difíciles de prever y cuando toman forma nadie puede detenerlos. Muchos de estos cambios son tan profundos en la vida de los humanos y de los pueblos, que resulta difícil reconocer que haya habido condiciones diferentes en el pasado.

También en el Ecuador

En el Ecuador se producen constantemente estos hechos, pero, lastimosamente los desperdiciamos; en lugar de enfrentarlos y asumirlos, los transformamos en juegos de malabares infantiles que postergan las oportunidades de construir una democracia verdadera y duradera.

Hace apenas unos días atrás, el asesinato de una mujer, joven y activa, profesional y madre, en un acto cruel vendría a conmocionar el convivir civilizado de nuestra sociedad. A partir de ese momento pudimos unirnos y en un esfuerzo colectivo en el que el Ejecutivo, la Asamblea y el Poder Judicial, junto con la ciudadanía de todo el país, habríamos cambiado las reglas para acabar de una vez por todas una de las visiones más aberrantes en las que se desenvuelve nuestra cotidianidad: el machismo que nos impide transitar en igualdad de condiciones, con los mismos derechos y obligaciones, a los hombres y mujeres del Ecuador. No se conocen los detalles del suceso, pero lo conocido apunta a un crimen pasional cometido dentro de un recinto policial, en el que, por su propia condición no debía haber sucedido. La mujer llega al filo de la madrugada a visitar a su esposo, instructor de cadetes, y que en ese día estaba de guardia. Dicen los rumores que se llevó una sorpresa cuando lo encontró en brazos de otra mujer, lo que desata una fuerte discusión marital que desemboca en la desaparición de ella y la posterior fuga del esposo.

Preguntas sin respuestas

Allí, entonces, aparecen muchas interrogantes sin respuesta, muchas incógnitas, muchas sospechas y, sobre todo, mucha malicia que recae sobre quienes estuvieron allí mismo, en ese recinto y que por definición policial debieron custodiar y defender la vida de la desaparecida.Las primeras declaraciones que se conocen señalan que no se cumplieron los protocolos de ingreso de personas a ese recinto; tampoco los controles de salida. Existe el registro de la señora, pero no el de su salida. Al día siguiente, el esposo denuncia la desaparición de su esposa, regresa al recinto policial, permanece ¿detenido?, por algunas horas y al caer la noche, sale de allí y desaparece. ¿Huyó? Días después, en un terreno de la loma de Casilagua, los equipos de búsqueda encuentran el cuerpo de la mujer, confirmando la hipótesis de su asesinato.

Tras los hechos

Lo sorprendente es lo que vendría después que cambiaría no solo la composición de un gobierno, sino también la forma de entender y comprender ciertas características de nuestra gente. En un primer momento, cuando apenas habían transcurrido algunas horas de la desaparición de la víctima, su madre, movida por su dolor, pide, o mejor dicho, exige respuestas, dirigidas, en primer lugar, a los Oficiales de la Policía de ese recinto; pero luego extiende sus demandas a toda la institución. ¿Es posible que a un recinto policial pueda ingresar una persona, aunque sea la esposa de un Oficial, a la madrugada? ¿Qué estaban haciendo algunos de los policías al interior de ese recinto a la madrugada? ¿Por qué los cadetes, oficiales y tropas que se encontraban esa madrugada en el local no acudieron en ayuda de la víctima, a pesar de que, en sus declaraciones, afirmaron que se escucharon sonidos de violencia y gritos pidiendo ayuda?

La lentitud de la Policía

La Policía como institución no reaccionó con rapidez ni con transparencia, generando las más variadas sospechas; mucho más cuando se fueron conociendo ciertos datos que apuntan a algo parecido a un encubrimiento al esposo de la víctima, ya que este es también un Oficial, y lo más grave, un Instructor de cadetes o futuros oficiales.

Los colectivos sociales

Enseguida aparecieron ciertos colectivos sociales que rodeando a la madre de la víctima que, a pretexto apoyarla en sus reclamos, cuando los medios de comunicación empiezan cubrir las demandas de la madre, traspasan la línea del apoyo al de una protesta, la que, poco a poco, toma dimensiones de una catarsis colectiva.

La apestosa polítiquería

Esos gritos de protesta abandonan las demandas iniciales y se transforman en consignas políticas en contra del gobierno de turno y, lo que es más grave, contra la existencia misma de la Policía, como si los miles de ciudadanos uniformados hubieran actuado al unísono para terminar con la vida de aquella mujer. Todos son culpables, no se salva nadie, todo uniformado es un criminal, un delincuente hipócrita que esconde su maldad tras el uniforme. Hay que acabar con la Policía. Ante esas frases, Umberto Eco, uno de los últimos filósofos del siglo XX, habría expresado: “Cualquier frase extremista siempre corre el riesgo de suscitar el consenso de los descerebrados” Es que “el odio no es individualista, sino generoso, filantrópico, y abraza en un mismo arrebato a inmensas multitudes”. Y las preguntas surgen solas: ¿por qué quieren acabar con la institución de la Policía? ¿Cuál es el objetivo final de este grito? ¿Pretenden crear un ambiente social que permita la disolución del cuerpo uniformado encargado de mantener el orden social?
¿Quieren, quienes profieren estos gritos, actuar libremente, sin control, en sus marchas y protestas? ¿Prefieren el caos social a la existencia de un orden que garantice una convivencia civilizada?

Respuestas

Podemos ensayar una serie de respuestas a estas interrogantes, pero iremos a dos de ellas:
1.- La policía es nuestra enemiga porque controla las protestas sociales y, por tanto, debemos destruirla. A esto, Eco diría: “Tener un enemigo es importante no solo para definir nuestra identidad, sino también para procurarnos un obstáculo con respecto al cual medir nuestro sistema de valores y mostrar, al encararlo, nuestro coraje y valor. Por lo tanto, cuando el enemigo no existe, es preciso construirlo”. […] Los enemigos son distintos de nosotros y siguen costumbres que no son nuestras”. ¿Los policías, son distintos a nosotros? ¿Solo los policías asesinan a sus mujeres? No, eso no es así. En nuestro país, en este año 2022, se han producido más de 250 asesinatos de mujeres y de ellos 59 son femicidios; y solo 1 es de un policía. Estos execrables delitos son cometidos por nuestra enraizada visión de “machos” que carcome nuestra vida; y “machos” hay en toda profesión, en todo conglomerado social.

2.- La segunda respuesta podemos inferirla de nuestra historia política reciente. Ya en octubre de 2019 y luego en este año, se produjeron dos paralizaciones indígenas de enorme violencia. La policía, como era su deber, debió hacer frente a los desmanes y ataques contra la integridad de las personas y bienes, Los grupos sociales protestaron contra el accionar de la policía, mientras la justicia iniciaba los correspondientes procesos contra los líderes de estas protestas. Ahora, esos grupos miran como su enemigo a la policía y, por ende, buscan su destrucción. Pero, también, junto con esta postura está el hecho de que estamos inmersos en una campaña electoral y, ciertos partidos políticos se han dedicado a la ingrata tarea de contaminar todo hecho social con sus posturas, tratando de conseguir adherentes. ¿De qué otra manera, podemos entender que, en el sepelio de la señora, una candidata de un conocido movimiento político llegue a acompañar a la madre de la víctima, y en el traslado se ponga una camiseta con la imagen de la difunta, entregada por la propia madre de la víctima, y sus seguidores eleven sus gritos para festejar a la candidata?

Botín político

Ese solo hechos muestra que el lamentable suceso fue aprehendido por los colectivos sociales y políticos no como un hecho lamentable que denigra a nuestro pueblo, sino como un botín político que no permite educarlo para la construcción de una sociedad más justa, más digna, basada en la razón, la justicia y la democracia.Y, ¿el gobierno? Bien, gracias Pero, el drama no termina allí. El propio gobierno y su cabeza también caen en el maniqueo discurso político. El Presidente no empieza a gobernar, Carondelet es su estancia en la mitad de todas las semanas. Nadie puede decirle que las giras internacionales no son válidas cuando se tornan simples parafernalias del poder. Bajarse atolondrado de un avión y regresando al apuro de un periplo y destituir a un brillante ministro que le dio soporte a todos los desaciertos así como a toda la cúpula policial es irrespetuoso y grosero como si la enfermedad del poder ha minado el sano criterio , y cual si fuera un experimentado Sherlock Holmes da un plazo perentorio de 8 días para resolver el caso y detener al esposo de la víctima, hoy prófugo de la justicia y principal sospechoso. Gestos infantiles como pretender destruir un edificio como culpable de un feminicidio que con la intervención presidencial pretenden convertirlo en un delito de estado.

Los colectivos sociales, los movimientos políticos y hasta el gobierno, juegan con la verdad, con la justicia, es decir, con el futuro de nuestro país y convierten con la manipulación en las tales redes, a los delincuentes sentenciados y prófugos, así como a todos quienes actúan al margen de la ley en los grandes triunfadores y es por esto que se han dado un tiro en el pie y en política un evidente autogolpe.

Revista Semanal #34