Cómo evolucionó nuestras preferencias alimentarias

La alimentación ha sido un pilar fundamental en la evolución de las especies, especialmente en el ser humano. Vamos a hablar de cómo nuestras preferencias alimentarias han cambiado a lo largo de los siglos, desde nuestros antecesores cazadores-recolectores hasta la actualidad moderna.

 

Hay teorías y opiniones de los expertas, que el cambio de una dieta basada principalmente en plantas a una que incluye carne fue un factor determinante en el desarrollo de nuestros cerebros.

Durante millones de años, nuestros antepasados fueron principalmente herbívoros. Sin embargo, hace aproximadamente dos millones de años, comenzaron a consumir más carne, y tal cambio de la dieta coincidió con un aumento del tamaño del cerebro. La carne es una fuente concentrada de nutrientes (las grasas y proteínas necesarias para el crecimiento y mantenimiento del cerebro). Además, la cocción de la carne la hace más fácil de digerir, permitiendo a nuestros antepasados obtener más calorías de la misma cantidad de comida.

La dieta de los cazadores-recolectores
Nuestros lejanos antepasados tenían una dieta variada y equilibrada: consumían una amplia gama de alimentos, como frutas, verduras, plantas en general, mucho más que nosotros ahora, nueces y semillas, miel como dulce y caña mas tarde, insectos, peces de mares y ríos, aves y animales de caza mayor. Las frutas y verduras proporcionaban a nuestros antepasados una importante fuente de vitaminas, minerales y fibra. Además, también consumían una gran cantidad de alimentos ricos en almidón, como tubérculos y raíces, que proporcionaban una fuente de energía a largo plazo.

La caza y la pesca proporcionaban a su vez una fuente esencial de proteínas y grasas. Los mariscos y pescado son una de las mejores fuentes de ácidos grasos omega-3, que son esenciales para el desarrollo del cerebro.

La transición a la agricultura

Hace unos 10,000 años, nuestros antepasados comenzan a practicar la agricultura. Este cambio tuvo un impacto significativo en la dieta y salud.

La agricultura permitió producir alimentos en mayores cantidades y de manera más predecible, y este cambio resultó en un aumento de la población humana y en el desarrollo de asentamientos permanentes. Sin embargo, la agricultura también trajo sus desafíos, ya que las dietas basadas en cultivos agrícolas tienden a ser menos variadas y a tener menos nutrientes que las dietas de los cazadores-recolectores y sus comidas salvajes. Además, la vida sedentaria en asentamientos agrícolas llevó a un aumento de las enfermedades infecciosas. En la actualidad, nuestra dieta ha cambiado drásticamente de la de nuestros antepasados. Consumimos una gran cantidad de alimentos procesados y refinados, y mucha menos fruta, verdura y carne fresca. Este cambio ha coincidido con un aumento en las enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes y las enfermedades del corazón. Muchos expertos creen que nuestra dieta moderna es un factor clave en esta epidemia de enfermedades crónicas.

Volviendo a las raíces: la dieta paleolítica
La dieta paleolítica, también conocida como la dieta del «hombre de las cavernas», es una forma moderna y de cierta moda de comer que intenta imitar la dieta de nuestros antepasados cazadores-recolectores.

Sus principios son los siguientes:

Se basa en alimentos no procesados, como frutas, verduras, nueces, semillas, carne, pescado y huevos. Se evitan lo máximo posible todos los alimentos procesados y refinados, así como los cereales, legumbres y los productos lácteos. Algunas personas han encontrado que la dieta paleolítica les ayuda a perder peso y a mejorar la salud en general. Sin embargo, tiene desafíos – puede ser bastante difícil y problemática de seguir, y algunos expertos cuestionan si es realmente una representación precisa de la dieta de nuestros antepasados. Con razón. 

Nuestra dieta ha evolucionado significativamente a lo largo de los siglos, desde la dieta variada de los antepasados cazadores-recolectores hasta la moderna, rica en alimentos procesados y refinados, con sus beneficios y desafíos. Aunque no podemos volver atrás en el tiempo, podemos aprender de nuestros antepasados y tratar de incorporar algunos de sus hábitos saludables en nuestra vida moderna.

La clave es encontrar un equilibrio que funcione para nosotros como individuos, teniendo en cuenta tanto nuestras necesidades nutricionales como estilo de vida actual. Se aprende de todo un poco. T.S.