Un mundo menos hostil

En esta nueva época, resulta aleccionador recordar, aunque sea esporádicamente, los fatídicos primeros meses de la pandemia del Covid-19. Vale la pena tener presente la agobiante sensación de incertidumbre, angustia y desesperanza que se apoderó de gran parte de la población en esos momentos en los que el mundo entero parecía desplomarse.

Hoy, diecisiete meses después, aún queda mucho por hacer y rehacer, pero también hemos sido testigos de hechos que deberían llenarnos de esperanza con respecto al futuro y al mundo.

La inventiva y la cooperación humana han permitido no solo diseñar varias vacunas, sino también producirlas a gran escala y distribuirlas a todos los rincones del planeta. Parece que lograremos evitar una convulsión política y económica como la que siguió, por décadas, a la pandemia de 1918. La respuesta, tanto del sistema de Estados como de los organismos multilaterales y del sistema financiero internacional, ha inaugurado una nueva era de cooperación, organización y asistencia. Jamás tantos países han trabajado coordinadamente, de forma pacífica, para evitar una debacle global como ahora.

En este contexto, tanto el año pasado como ahora que el FMI le ha asignado mil millones en derechos especiales de giro, Ecuador ha contado con un nivel de ayuda difícil de imaginar en otras circunstancias. Tenemos la suerte de vivir en un mundo un poco menos hostil, ahora solo resta estar a la altura.