La Sierra demanda atención

El próximo presidente deberá hacerle frente a un desafío del que poco se ha hablado en la campaña: la situación económica de la Sierra. La ausencia del ala de Leonidas Iza en la papeleta llevó a los actores políticos a obviar, equivocadamente, la bomba de tiempo que constituye la situación del campesinado de la Sierra, con todas sus implicaciones demográficas y económicas.

Diversos factores conspiran ahora contra la estabilidad y el bienestar de la Sierra. El resultado de la consulta popular debilita inmensamente al sector petrolero, el cual financia parte del aparataje estatal capitalino y genera empleos en la Sierra y Amazonía. La producción industrial depende de que el gobierno garantice una provisión energética cuyo modelo no termina de cuajar. La inseguridad golpea por partida golpe, primero, al turismo, pero además, la cobertura mediática y los urgentes problemas que causan la inseguridad y causará el niño, traen catástrofes de la mano de mayor inversión y atención estatal. Y, con todo, la mayoría de emigrantes indocumentados tradicionalmente parten de la Sierra.

Establecer un modelo de agroexportación similar al de la Costa implica una serie de desafíos; altos costos, el principal de ellos una mano de obra poco calificada y que tiende a abandonar el campo por mejores oportunidades.

Sin embargo, lo que la Sierra sí tiene es una población abundante y una cultura de cooperación que ha resultado muy efectiva al momento de garantizar seguridad y subsistencia.

Sea por medio de nuevos levantamientos o por la voz de protesta de ganaderos y agricultores, tarde o temprano el campo se hará escuchar. En lugar de perderse en mezquindades y sesgos regionalistas, los futuros gobernantes deberán buscar alternativas de desarrollo y mirar a su alrededor en busca de consejos oportunos.