La industria deportiva y sus olvidados

Así como Jaime Iván Kaviedes fue pionero para inaugurar el fútbol de nivel mundial que Ecuador tiene hoy, también lo ha sido al momento de encarnar los riesgos que aguardan a las nuevas generaciones de deportistas. Su historia en desarrollo es un llamado de atención sobre la deuda que deja nuestra sociedad al momento de lidiar con los efectos de la nueva industria deportiva, no el artificial enfrentamiento entre moralismo represivo y espontaneidad popular en el que se la ha querido convertir.

Tal y como sucedió con Kaviedes, cada vez son más jóvenes las estrellas que incursionan en el deporte profesional; algunas tienen la fortuna de contar con una sana estructura familiar y emocional de soporte, pero muchos no. En la industria deportiva actual, el éxito y la fortuna llegan a los jóvenes atletas en grados que antes eran inimaginables, muy temprano en la vida, y mucho antes que la madurez que suele requerir su administración. Finalmente, la imparable máquina detectora y generadora de talentos torna a los ídolos en mercancía desechable e intercambiable. En el deporte actual, además, tanto las grandes historias de éxito como aquellas trágicas se amplifican con la implacable cobertura mediática y la exposición en redes sociales.

Sin embargo, el presente también ha traído consigo herramientas pedagógicas y psicológicas inaccesibles hasta el pasado reciente. A un costo nominal frente a los millonarios montos que se intercambian en el deporte profesional, los actores públicos y privados deben trabajar, desde un inicio, en el bienestar y formación integral del deportista. Una sociedad necesita nutrirse de sus ídolos, no verlos caer.