La Asamblea más indolente

Por un momento, los asambleístas deberían dejar a un lado la vanidad, abrir los ojos y ver el Ecuador que tienen en su manos. ‘Pobreza’ ya es un eufemismo; tanto en las urbes como en el campo hay miseria.

La desnutrición crónica infantil sentencia a uno de cada cuatro niños ecuatorianos a una vida de incapacidad irreversible. La ciudadanía vive en zozobra: un niño fue asesinado en una heladería, mujeres y criaturas violadas a diario, sicariatos y asesinatos a plena luz del día. El trabajo estable es lujo de una minoría y la emigración ilegal, arriesgando la vida, una elección cercana. El pueblo ve cómo, día a día, se agrava la que ya es una de las más profundas crisis que ha vivido el Ecuador.

El único poder facultado para propiciar un verdadero cambio estructural es el Legislativo. Pese a ello, en los cinco meses que lleva en funciones, la Asamblea Nacional no ha aprobado ni una sola ley estratégica. En lugar de cumplir con el deber histórico de ofrecer soluciones a ese pueblo al que se deben —sobre empleo, seguridad, atención a la infancia, impulso económico— los asambleístas han preferido actuar como una agencia de propaganda de oposición. Por jugar a ser Contraloría y Fiscalía, no están a la altura de su mandato: legislar.

Resulta difícil entender por qué la Asamblea —ya de por sí crónicamente desprestigiada— insiste en esta infantil terquedad que nos condena a la ingobernabilidad. Antes se hubiera pensado que actuaban así por mediocridad o pereza, pero hoy raya en la indolencia.

FRASES DEL DÍA

«Nada une más que una culpa compartida.”

Alaitz Leceaga (1982), escritora española

«Las personas civilizadas son más descorteses que las primitivas porque saben que pueden ser maleducadas sin que nadie les rompa el cráneo.”

Robert Howard (1906-1936), escritor norteamericano