El último argumento de la esperanza

Llegó el momento en que esa amplia mayoría de ecuatorianos sensatos y bienintencionados debe decidir por quién votar. Muchas veces en la historia reciente la ciudadanía acudió a las urnas con rabia, con apatía o incluso con desprecio. Sin embargo, hoy, como nunca antes, lo hace con miedo, buscando en sus adentros un resto de fe en el sistema y de esperanza en el futuro del país.

Habrá segunda vuelta. Sin embargo, no está claro cuál es el binomio más opcionado, aquel al que deberían apoyar quienes buscan evitar, a toda costa, que los culpables del tramposo diseño actual del Estado, los que gozaron del poder total durante más de una década, vuelvan a imperar.

Otto Sonnenholzner se mantiene, tanto en sus indicadores como en la obstinada determinación de mostrarse conciliador, razonable y realista. Jan Topic sube, gracias al horror que desató el magnicidio de Fernando Villavicencio y a un impecable manejo comunicacional; busca construir, auxiliándose de los medios digitales, un consenso en la opinión pública que abra la puerta a una tecnocracia de verdadera ‘mano dura’.

Christian Zurita tomó la valiente decisión de perseverar en el programa que —es más que razonable suponer— le costó la vida a Fernando Villavicencio. Votar por él sería desafiar a los asesinos, quienes quiera que sean, y enrostrarles que no vencieron ni jamás vencerán. Yaku Pérez insiste en su propuesta radical de hace algunos años, igualmente empacada en una poco convincente imagen de inofensivo bonachón. Daniel Noboa ha salido a la luz y, sea ahora o después, su músculo financiero y su propuesta articulada terminarán pesando.

El domingo, sin embargo, habrá sorpresas.