¿Cuál es la estrategia?

Al presidente Daniel Noboa le espera un país sumergido en una crisis de dimensiones históricas. Por momentos el próximo mandatario parece comprender la gravedad de la situación, como cuando inicia una gira internacional a centros importantes de poder financiero y político, y advierte incluso sobre un riesgo de default a mediano plazo. Sin embargo, a la vez muestra señales preocupantemente ambiguas.

Pese al desabastecimiento eléctrico que enfrenta el país y a la preocupante situación fiscal, el mandatario ha optado por poblar ministerios estratégicos con perfiles poco ortodoxos que deberán enfrentar situaciones extremas. Cabe preguntarse si las futuras ministras —con una formación al calor de la burocracia, sin ideología clara y sin la red de acceso a los círculos de decisión que la experiencia suele aportar— estarán a la altura de la complejidad de diagnósticos y gravedad de decisiones que les esperan.

En el Legislativo, el movimiento del presidente se mantiene alejado de los pronunciamientos claros. Estipuló ‘líneas rojas’, pero estas no dejan de ser apenas coyunturales y formales. Insiste en trillados ofrecimientos generales, pero no deja entrever sus convicciones y objetivos a nivel estratégico e ideológico. Un entendimiento con otras tendencias es digno de encomio y necesario para asegurar un mínimo de gobernabilidad, siempre que este apunte a resolver problemas reales y no políticos. El país está hambriento de liderazgo y definiciones. El hermético círculo que ha creado el presidente entrante pronto tendrá que abrirse y dar respuestas.