Víctimas y victimarios en la farándula

Rocío Silva

La Real Academia Española cataloga a la farándula, como la profesión y el ambiente de los actores, cuyo mundillo se desenvuelve en la vida nocturna formado por figuras de los negocios, el deporte, política y el espectáculo. Los programas de la televisión ecuatoriana que tienen como tema central la farándula, se encaminan a la activación en alto grado de sensaciones y emociones en los televidentes, mediante la generación de personajes vistosos y de pirotecnia, como protagonista de noticias que generan polémica, recurso que permite la activación de la expectativa y reacciones entre los implicados, que viven su instante de gloria, de esa manera se incrementa la posibilidad de mantener conectados a los televidente, verbigracia, Carolina Jaume: «Mi nombre vende más que el de Mayra Salazar”.

Esta farándula, casi no proyecta  diferencia y límite entre la vida pública de estos personajes y el entrometimiento en asuntos privados fuera de los escenarios, lo cual, abona al imaginario de estos “famosos” a auto considerarse referentes del éxito, pues la farándula y el sensacionalismo van ligados, prevalecen  en el mercado, sobre todo en el ambiente de la televisión comercial, que al promover estos programas deja de cumplir con la función primordial del educar para limitarse al papel de entretenimiento; incluso a costa de rozar los límites legales.

La producción de farándula, se presenta en horarios de responsabilidad compartida, pero en algunas ocasiones muestra contenidos no adecuados para menores, el tinte de la televisión de farándula recae en el melodrama rico en emociones, pasiones romances, burlas, rupturas con la ley, contravenciones, violencia, chismes; en el que se crean visiones de víctimas y victimarios; y se da espacio para que ambas partes tengan el protagonismo necesario para mantener la sintonía. El formato y estilo es similar en casi todos los programas: panelistas que dialogan sobre el tema del momento y entrevistadores incisivos y redundantes. Las redes sociales han servido como plataforma de crecimiento para la promoción de contenidos simplones, y más aún cuando los mismos, enfocan a personajes que no escatimaran recelo alguno de obtener dinero y fama.