Verdades que duelen

Jaime López

Páginas de revistas y publicaciones, así como canales de televisión y programas de radio, con frecuencia diaria y dolorosamente constante, conducen al ecuatoriano de hoy a maldecir que sus horas de trabajo sean matizados con los colores, olores y sabores indeseables porque no alientan, al contrario, perjudican su labor que en otras condiciones de vida le harían visualizar su futuro cubierto por esperanzas y confianzas. Es duro salir de casa para enfrentar lo que hay que hacer y lo que hay que ser para vivir, si las estadísticas a la vuelta de la esquina  nos dicen que los suicidios aumentan sin que muchos no reparen que los gritos de las víctimas están dirigidos con nombres y apellidos a usted, al de allá, al de más allá, buscando respuestas en sus interiores o quizá diciendo que hay que estar alertas porque el próximo suicidio ocurrirá al frente de su casa o en su casa mismo, ya que nuestros valores humanos se están perdiendo  en la indiferencia y en la reflexión de que yo que podía hacer, si no he tomado en cuenta que  mi vida poco a poco ha dejado de ser lo  que fue, inmersa en oleadas crecientes del globalismo mundial, que no en la globalización misma. Desde hace mucho tiempo la corrupción es uno de los componentes inevitables de toda información y en los actuales momentos uno de los elementos que los borregos lavados el cerebro, tergiversan y la quieren convertir en un elemento publicitario para  incrementar su votación en las próximas elecciones. La década del prófugo nunca fue una maraña  multiplicadora de instituciones para que en ella se oculten los corruptos, nunca hubo desfalcos en Administraciones señoriales como la de ISSPOL, ni tampoco el IESS les sirvió de caja chica para promover declaraciones como la de aquella innombrable que proclamó que los fondos IESS no era de sus afiliados, que por lo tanto el Gobierno podía disponer y llevarse los millones fuera de las fronteras. Los corruptos afirman  que el asesinato del General Gabela no ocurrió como ahora se nos dice, porque el tercer informe del  investigador argentino que ahora proclama sus verdades, el prófugo en su  momento lo multiplicó por cuatro, que por fortuna ahora  no le sirven y más bien hacen que sus declaraciones sean diferentes cada vez,  Esa verdad va a dolerle al prófugo mucho y de acuerdo a su proclama ya falta poco . Si, es cierto, es una verdad que duele. Haber vivido en un País al que hay que rescatarlo. Estamos de acuerdo, falta poco.