Una “paz” momentánea

Giuseppe Cabrera

La violencia, el narcotráfico y la delincuencia no es mal nuevo para el Ecuador, ha venido creciendo paulatinamente, cambiando sus estrategias y los espacios del territorio compartido durante estos años, pero, provincias como Sucumbíos, la frontera norte de Esmeraldas o los barrios del sur más empobrecidos de Guayaquil, como los Guasmos e Isla Trinitaria, siempre han vivido bajo estas lógicas.

Lo que hoy es distinto y es notorio, no solo una percepción, como erróneamente intentó vender el Gobierno comunicacionalmente, es que se ha traslado a sectores de estratos mediados, así como el uso de estrategias de miedo, como la colocación de coches bomba, que es algo que no se había visto en el país.

Estos años, desde 2018, se ha incrementado la violencia por entre varios factores, un mercado competitivo de la droga, que disputa territorios y espacios de poder, tanto en las calles como en las cárceles, la instalación de laboratorios para producir droga, la entrada de cárteles internacionales especialmente mexicanos y la muerte de alias Rasquiña, que desató una guerra sin cuartel de las facciones internas de los Choneros, por hacerse con el control total de las rutas del tráfico y la producción local, ligados cada uno a mafias transnacionales.

El Gobierno, luego de los días de terror que vivieron Guayaquil, Santo Domingo y Durán, entre algunas ciudades, decidió intervenir en las cárceles y cortar las comunicaciones con el exterior, aislando además a los líderes de los grupos delincuenciales.

Estas acciones que parecen haber tenido una efectividad inmediata, son solo actos coyunturales, que nos brindan una aparente “paz” momentánea, pero, que, si no se toman acciones a largo plazo, es seguro que se repetirán en los próximos meses los episodios de violencia y terrorismo que hemos vivido y, tal vez, intensificados.

La mayor parte de esta respuesta estructural pasa por depurar, reorganizar, capacitar y dotar de equipos y recursos a la Policía Nacional, si las armas entran a las cárceles es porque alguien se los permite, lo mismo que si mantienen equipos de comunicación al interior de los centros de reclusión.