Un panorama avizorador

Del postureo al delito
Del postureo al delito

Álvaro Peña Flores

Estamos a menos de un año de cambiar las administraciones municipales y provinciales, los tableros políticos están diseñándose para definir la mejor estrategia política y presentar las mejores propuestas de candidatos y candidatas para contender por los curules principales en las administraciones públicas locales. Ante este panorama, que no es muy diferente a los años anteriores en cuanto a cantidad y calidad de aspirantes a alcaldías y prefecturas, es necesario analizar los últimos acontecimientos que el país ha vivido y determinar el impacto que la gestión de los diferentes actores políticos ha tenido en todos estos procesos.

Todos anhelamos que las nuevas ofertas de campañas estén enmarcadas en la realidad que el país y cada localidad vive, con planes de trabajo sencillos y realizables. Cambiar la demagogia por realismo y verdad. El pueblo anhela urgentemente gente capaz, gente nueva, gente empoderada, gente honesta, gente trabajadora, gente con don de servicio, gente que se deba a la gente, no a los grupos de poder ni a los mismos de siempre.

Muchas lecciones están dejando las últimas administraciones en la mayoría de las ciudades del país; unas han sido peores que otras. No ha habido una sola alcaldía o prefectura que no se haya contaminado con el endémico mal de la corrupción. Con los contratos a dedo, con concursos amañados, con burocracia exacerbante, todo con la finalidad de sostener el sistema repugnante que no permite crecer de ninguna forma. Los presupuestos anuales se los lleva la burocracia, la que sostiene los mediocres que nos gobierna y administran; esa burocracia que incluso, daría la vida por aquellos.

Todos queremos un cambio, pero un cambio de verdad. Los jóvenes debemos empoderarnos, porque si no actuamos ahora, el futuro nuestro y de nuestros hijos será desastroso. Es hora de darle paso a la gente brillante.

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