También el fútbol

Jaime López

Cuando la Fiscal General Sra. Diana Salazar, de belleza diistinguida y génesis afro, le puso rótulo a lo que estuvo investigando durante algunos años, el país supo que la Metástasis era un castigo que merecíamos los ecuatorianos para salir del quemeimportismo y saber que los colores que reflejan el espejo no son los que nuestra vergüenza  merecen como bofetada, peor si es que nos hemos enterado que la estructura post correísta que nos dejó en las administraciones judiciales, jefaturas, y otras,   milagrosamente no se ha derrumbado bajo el peso del robo y la corrupción y nos ha colocado en un ranking de ser  un país milagroso al que su Presidente acertadamente lo ha declarado en estado de guerra y que sean las Fuerzas Armadas y la Policía las que conjuntamente, entren en combate para acabar con los narcos y terroristas que atesoran millones viviendo del sicariato, la extorsión y la vacunas para sus víctimas. Muchos intelectuales y referentes se han dedicado a culparle al Presidente por lo que no ha hecho o por lo que ha hecho, desde que fue elegido, sin rasgarse e las vestiduras, como corresponde , si es que les queda algo en su conciencia y espíritu. A ellos y nosotros nos queda ampararnos en la consulta y en la subida del IVA, ellos y nosotros sabemos también que el pueblo es el que paga los costos de las estupideces de sus mandantes. Y en las próximas elecciones ratificaremos éste axioma. Los consuelos no se agotan, pero quedan pocos, entre ellos el fútbol, que en la antesala donde viven muchos pensantes no es precisamente algo racional para meditar. En fin, sumidos en desolación y amarguras, ahora también sabemos que las administraciones de algunos equipos de renombre en el mundo del futbol también navegan por aguas turbulentas que impiden a sus dirigentes elegir a los presidentes de sus comisiones, elegir al presidente que marque el rumbo para seguir consiguiendo títulos y campeonatos. No, las discrepancias, rencores, agravios, se han puesto de moda en los clubes que  son sinónimos del fútbol ecuatoriano. Solo una empresa debidamente constituida y dirigida administrativamente como se debe, ha hecho que uno de los equipos salga al frente de éste cáos . La Federación Ecuatoriana poco es lo que puede hacer para remediar lo que indican los estatutos de los equipos, muchos de ellos desorientados, y cuando actúa lo que hace es sancionar  económicamente y sancionar. El desparpajo de un chiribogismo ofensivo y rapaz parece que sigue contaminando la atmósfera de las dirigencias que desconocen lo que han hecho sus antecesores. Entonces los jugadores se desmotivan y exigen dólares para seguir adelante, los representantes y empresarios al frente de ellos también exigen su parte y un deporte que es hermoso se convierta en causa y razón para que el país siga  agotando consuelos y optimismos. La Selección Nacional de Fútbol debe seguir siendo un escudo y  motivo para que aquella expresión de “sí se puede” alegre muchos afanes de los hinchas. Que el fútbol no se vuelva trinchera. Sea albergue de optimismos.