La tecnología en los últimos años ha estado revolucionando al sector financiero con las empresas “FinTech”. Dicho término proviene de la unión de las palabras “financial” y “technology”, lo que supone el uso innovativo de la tecnología en el diseño y distribución de servicios financieros.
Los siguientes son los principales campos en los que se concentran las fintech: medios de pago digitales; el P2P lending, que permite prestamos directamente entre personas sin la intervención de una institución financiera; el crowfunding, que pone en contacto a promotores de proyectos directamente con pequeños inversores; el block chain, tecnología que permite registrar transacciones a prueba de fraudes, además de ser la tecnología en la que está basada el Bitcoin; y los Robo-advisor, que se dedican a la administración de patrimonios realizando inversiones en base a algoritmos, como un asesor de un banco tradicional de inversión, pero a menor coste y más sencillo.
Las mejoras respecto a la banca tradicional son sencillez, reducción de costes y, lo que en el contexto del América Latina es más importante, el aumento de la confianza de los usuarios, la cual ha sido bastante mermada en las últimas décadas debido a una serie de crisis financieras, entre ellas el Feriado Bancario de 1999 que se produjo en el Ecuador.
Para tener cierta idea de la importancia que están adquiriendo las empresas FinTech, solo basta mostrar el ejemplo de la fintech Kushki en Ecuador, una plataforma de pagos, que el pasado junio logró 86 millones en financiamiento. O la adquisición por parte de la multinacional Visa de la fintech Tink, enfocada en la banca abierta, por más de 2 mil millones de dólares. En un futuro, no es de extrañar que los nuevos usuarios no ingresarán al sistema financiero a través de los bancos tradicionales, sino a través de estas plataformas financieras digitales.