Para asistir a la comedia….

Jaime López

Se necesita que al público se le haya publicitado la obra, es decir, que conjuntamente con el escenario fabricado cuidadosamente, los tramoyistas hayan trabajado a conciencia con el fin de que el jolgorio popular se arrope de la ingenuidad y la confusión. Por supuesto que el escenario inicialmente estará oculto con un telón espeso, no sea que afloren los descontentos prematuros. Los actores y ejecutores de la comedia, por supuesto, habrán repasado su ejecución y en la misma pueden surgir improvisaciones determinadas por la calidad de actores, según su experiencia, o distorsiones que a todos les puede suceder. Total, el éxito o fracaso depende de la respuesta del respetable y su disposición de considerarse también parte de la comedia, como respuesta o auxilio a su actual condición espiritual determinada en su vida, que pandemia, sicariatos, guerras declaradas o no, influyen en la misma. Los actores de la comedia nacional actualizada ahora, intentan ejecutarla con libretos suscritos allá por el año de 1887 en los que se determinaban los mecanismos que deben cumplir la extradición que un Estado solicita conceda a un residente prófugo al que supuestamente la han concedido asilo político. Bélgica es el País que nos sorprende hoy con su  resolución de que será difícil conceder la extradición al refugiado en el ático belga, y el Juez Saquicela con cara de ingenuo que no le alcanza para disimular el pacto de por medio que existe entre el correísmo y el Gobierno de Lasso, de buenas a primeras nos dice que no ha conocido nada de nada, por lo que debe recurrir a la Diplomacia Ecuatoriana, seguramente al Canciller Holguín, para que le ayude a cimentar su labor de profesional que pide la extradición, amparándose en   normas prescritas en Derecho Internacional. El prófugo seguramente seguirá viajando en un avión particular, que alguna vez dijo que un amigo se lo prestaba, para presentarse en parlamentos donde   se lo acepta, arriesgándose a que la Interpol por fin deje de recibir sus honorarios