Otra consulta popular

Juan Francisco Mora

El Gobierno Nacional venía cocinando una consulta popular prácticamente desde el inicio de su gestión. Desde las primeras menciones por parte del equipo gubernamental se la proyectó como una alternativa para solucionar los graves problemas del país.

Sin embargo, al parecer dejaron pasar un par de momentos políticos favorables para presentar la iniciativa, especialmente cuando el respaldo de los ecuatorianos hacia el presidente Guillermo Lasso todavía se mantenía en niveles altos. No lo hicieron a pesar de que varios sectores cercanos al gobierno la motivaban.

Luego de un año y cuatro meses de tener en sus manos la conducción de país, el primer mandatario lanzó la consulta, cuando sus cifras de respaldo ciudadano han descendido y la percepción de inacción gubernamental es alta (principalmente por el impacto de la inseguridad, la violencia, la pobreza, la falta de obra pública y el deterioro de los servicios públicos).

La consulta popular planteada por el Gobierno podría correr el riesgo de convertirse en un ‘termómetro’ del apoyo o rechazo a la gestión del presidente Lasso, sin un análisis de los efectos (positivos o negativos) que las preguntas podrían lograr.

En todo caso, ya está lanzada. Lo que plantea un enorme reto para lograr una pedagogía eficiente que eduque a la población en los alcances de esta herramienta democrática, así como en los resultados esperados. De no lograr una comunicación efectiva, la consulta podría convertirse en una válvula de escape al rechazo político hacia Guillermo Lasso.

¿Cómo el pueblo va a interpretar la propuesta gubernamental? ¿Va a solucionar los actuales problemas críticos e insatisfacciones de la población? Si gana la iniciativa presidencial, ¿cómo va a mejorar la calidad de vida de la población? ¿Se solucionarán definitivamente los mismos problemas en los cuáles el presidente cimentó las razones para lanzar la consulta?

El análisis y el debate alrededor del tema recién inician.