Los malos gobiernos

Christian Pérez

En mi adolescencia, cuando mantenía conversaciones con mi abuela sobre los problemas del país, ella, desde su convicción católica, me repetía una profecía de Santa Mariana de Jesús: “Ecuador no será destruido por desastres naturales, sino por los malos gobiernos”. En esos años yo no le daba mucha importancia a esto, sin embargo, ahora va tomando sentido en una forma aterradora.

Hoy vivimos una de las peores crisis políticas y sociales, siendo el problema principal la inseguridad. Entre 2021 y 2022, las muertes violentas crecieron 82,5%, convirtiéndose en el país con mayor crecimiento de violencia en Latinoamérica durante ese período. Otra cifra que aterra, durante el 2022, Ecuador es el sexto país más violento en la región, incluso por encima de México, con 25 casos de muertes violentas por cada 100.000 habitantes, siendo su peor registro de violencia criminal, realidad totalmente distante a la cifra de 5 casos por cada 100.000 habitantes en 2016. A esto se suma que tenemos dos de las ciudades más peligrosas del mundo: Esmeraldas y Guayaquil. El panorama es terrorífico.

En este contexto, si bien el juicio político en contra del presidente se desarrolla por una causa distinta a la aquí descrita, la omisión permanente del gobierno respecto al derecho a la seguridad de quienes habitamos en el país es evidente.

Pero el juicio político continúa su rumbo y ya existen graves acusaciones en contra de ciertos legisladores que estarían presuntamente cambiando su posición política a cambio de favores y espacios en instituciones públicas. El momento de la votación se deberán confrontar la consecuencia y coherencia entre sus criterios públicos previos respecto al juicio y su votación para la posible censura y destitución del presidente. En definitiva, se evidencia que la política en el país sigue actuando por motivación económica, y mientras ellos siguen escogiendo los espacios a cambio del voto, nosotros seguimos vulnerables a la delincuencia. Ciertamente, los desastres naturales no han destruido al Ecuador, pero nuestros políticos lo están logrando con sobra de méritos.